Martinelli: El prosaico “fiscal” de Venezuela
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Se trata de Ricardo Martinelli, el cual, como todo va indicando, se benefició de jugosos sobornos italianos.
Tal hecho asomó sus orejas este jueves durante una audiencia realizada en un Tribunal de Nápoles donde hablaron varios testigos.
En lo esencial apuntaron que Martinelli obtuvo esos ingresos a través de maquinaciones alejadas de la ley.
Al concretar, esos testigos explicaron que funcionarios de su gobierno extorsionaron (robaron) a empresas italianas.
En la audiencia antes referida compareció uno de los jefes de las investigaciones, Giuseppe Schiattarella.
Junto a este, el ex ministro italiano de Relaciones Exteriores Franco Frattini y Mauro Velocci, también ex canciller y presidente del consorcio Svemark, que operó en Panamá.
En una comparecencia anterior fue solicitada la presencia de Martinelli, pero, a estas alturas, ello ni siquiera ha sido examinado por el Colegio de Jueces.
¿Sobre qué otras cosas indagan?
Aclarar si bajo su administración las autoridades panameñas extorsionaron, entre otras, a la compañía italiana Impregilo.
El supuesto trato de caballeros fue que Roma construiría el hospital prometido desde 2010 por el ex primer ministro Silvio Berlusconi y a cambio el istmo les adjudicaría la obra de su metro capitalino.
Según el testimonio de Schiattarella, los pagos de Italia que supuestamente iban dirigidos a Martinelli pasaban a través de una cuenta localizada en Miami.
Como la firma Impregilo no levantó el hospital prometido, las autoridades panameñas archivaron el proyecto de construir cuatro nuevas prisiones.
Pero a esos turbios antecedentes de Martinelli se suman otros que cubrieron aún más de lodo a su gobierno.
A manera de ejemplo, a principios de marzo último solicitó al Consejo Permanente de la OEA enjuiciar a Venezuela como un país violador de los derechos humanos.
El día cinco de aquel mes Venezuela rompió sus lazos diplomáticos y congeló las transacciones comerciales con el gobierno de Panamá.
Motivo: su grosera injerencia en los asuntos domésticos del país suramericano.
Antes, el espectáculo montado en Washington contra Caracas se deshizo como un Castillo de arena, la misión encomendada no fue cumplida por Martinelli.
En su desespero, este llegó a ceder un puesto de la delegación istmeña ante la OEA para que una connotada enemiga del gobierno venezolano, María Corina Machado, lo atacara.
Llevado a consulta, 22 países se opusieron a su intervención, nueve se abstuvieron y solo tres la respaldaron: Estados Unidos, Canadá y Martinelli.
Resulta interesante anotar que, a solo algo más de dos meses del referido sainete, quien trató de actuar como juez de Venezuela este siendo desenmascarado como un genuino delincuente.
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