Lo que le faltó al Cliff Diving de La Habana
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No era un día para estar en la calle: era cerca de las tres de la tarde y el sol estaba castigando sin compasión sobre decenas de miles de personas reunidas en La Punta para presenciar la primera parada del Cliff Diving, competencia de deportes extremos, con saltos a 27 metros de altura desde la fortaleza del Morro, sin dudas algo para no perderse.
Aquellos presentes en el Malecón habanero disfrutaron a través de pantallas gigantes cada salto de los participantes, y gran parte se mantuvo firme soportando las altas temperaturas y el penetrante sol que no daba tregua, todo para ser primeros testigos de un evento nunca antes visto en la Isla.
Pero algo le faltaba a la competencia, un elemento esencial en toda actividad competitiva: público, si, público asistente que viera en vivo y en directo a los saltadores, no un público “asistente” a ver una transmisión televisiva a través de pantallas, estando de pie durante aproximadamente las tres horas que duró la competencia, pasando calor, sed y demás incomodidades.
Era triste ver a los saltadores como saludaban a distancia a miles de personas que no podían responder el saludo afectuoso ni tampoco apoyar con el mismo júbilo y entusiasmo porque, a fin de cuentas, ¿a quienes le iban a gritar, a una imagen en la pantalla?
Incluso las condiciones en las que los asistentes a La Punta presenciaron la competición demeritó el espectáculo en sí ya que, aunque la calidad de la transmisión estuvo bastante aceptable (siempre con algunos desaciertos), el escenario para disfrutar de la misma no era el idóneo, con el sol como principal obstáculo afectando la visibilidad de las pantallas y haciendo a parte del público retirarse, agotado de tanto calor y demás vicisitudes.
Uno de los principales incentivos que tienen los deportistas cuando compiten es sentir el calor del público apoyándolos, siguiendo de cerca a sus ídolos y no mediante pantallas a kilómetros de distancia, que es como estar viendo la prueba desde la casa (que en este caso era preferible).
¿En donde se ha visto una competición deportiva sin el principal animador, el público?, es algo inconcebible e incluso irrespetuoso de cierta manera para los atletas, y ni hablar del pueblo, que seguro se quedó con las ganas de poder ver de cerca a estos saltadores extremos en acción y no saltos a medias de minúsculas siluetas de personas desde El Morro.
El año que viene repetirá Cuba como escenario de la Serie Mundial de Clavados Extremos Cliff Diving, no sabemos si nuevamente en El Morro o en otro escenario, lo que si esperamos es que la próxima vez el público “asistente” asista de verdad a ver la competencia y sus protagonistas y no se desgasten viendo una transmisión televisiva.
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