El lobby de las armas en EE.UU.: «Conmigo o contra mí»
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La Asociación Nacional del Rifle (NRA), el mayor grupo de presión armamentístico de Estados Unidos, celebró este fin de semana su convención anual con mensajes contra sus críticos y convertida en una tribuna para políticos conservadores con ambiciones presidenciales.
Unos 70 000 curiosos, amantes de las armas, defensores de la desregulación extrema, políticos y líderes de opinión ultraconservadores confluyeron este fin de semana en Indianápolis bajo el lema "mantente y lucha" para presentar el derecho a poseer un arma como la base de todo patriota estadounidense.
El líder de la NRA, Wayne LaPierre, dio apertura a la convención el viernes con un ataque frontal contra los que piden algo más de control en el acceso a las armas, como el ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg, que va a dedicar 50 millones de dólares para promover exámenes psicológicos y de antecedentes a compradores de un arma.
La NRA aprovechó la estrategia de Bloomberg para lanzar una campaña de recaudación de fondos que "aplastará" a aquellos grupos que promueven mayores controles y se oponen a las propuestas de la organización, entre ellas que se permita portar armas en las escuelas, hospitales o aeropuertos.
En 2012, la influyente NRA tuvo unos recursos de más de 256 millones de dólares, muy por encima de organizaciones opositoras como Violence Policy Center (822 000 dólares) o The Brady Center (3,8 millones).
En opinión de Lapierre, "los valores en los que creemos están cambiando; nuestro derecho a hablar, a reunirnos, a la privacidad, nuestra libertad a trabajar, practicar nuestra religión y proteger nuestra familia del modo que consideremos apropiado".
Además de las acostumbradas críticas al gobierno de Barack Obama, Lapierre aseguró que "una de las grandes amenazas" de EE.UU. son "los medios de comunicación de las elites", que ocultan la verdad y la "deshonestidad" del gobierno.
La proximidad de las elecciones legislativas de noviembre y de que se ponga en marcha la maquinaria de recaudación presidencial para los comicios de 2016 hizo que este año el convención fuese un imán de políticos republicanos.
"La seguridad de nuestras familias no es algo que la gente deba esperar que la provea el gobierno", aseguró el senador republicano por Florida Marco Rubio.
La habitual del ultraconservador Tea Party y ex candidata a vicepresidenta Sarah Palin abundó en ese mensaje de desconfianza al gobierno: "necesitamos a la NRA porque cada día que pasa vemos más esfuerzos para privarnos de nuestra segunda enmienda (derecho a portar armas)".
"Si controlas las armas, controlas a la gente", aseguró la exgobernadora de Alaska.
El gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, o el ex aspirante presidencial republicano Rick Santorum también se dejaron querer por los miembros de la NRA, mientras que otra figura conservadora en auge, el senador Ted Cruz, intervino en vídeo para animar a seguir portando armas en desafío a los intentos de regulación federal.
Pese a los temores, los comerciantes de armas presentes en la convención están beneficiándose de un gran aumento de la demanda en los últimos años.
"Estamos viendo un crecimiento sin precedentes en la industria de armas y municiones como respuesta directa a la mayor demanda de los últimos cinco años", indica un análisis de National Shooting Sports Foundation.
Solo hasta marzo de este año las autoridades federales han aprobado las peticiones de registrar más de medio millón de metralletas y 2,2 millones de "dispositivos destructivos", que incluyen granadas y otros explosivos.
La producción de armas también se ha disparado, con más de 8,5 millones en 2012 (último dato disponible), por encima de los 6,5 millones de 2011, según datos de la agencia federal de control de explosivos y armas (ATF).
Mientras tanto, en Indiana, estado anfitrión de la convención y unos de los más permisivos con las armas, mueren a diario una media de dos personas por disparos y alguien es asesinado cada 36 horas, según datos del Centro de Control de Enfermedades (CDC) recopilados por American Progress.
Según un estudio de Violence Policy Center, Indiana fue uno de los 10 estados del país donde las muertes por arma de fuego superaron en 2009 a las muertes por accidente de tráfico, una de las principales causas de mortalidad en países desarrollados.
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