Irak no se librará de EE.UU., pese al anuncio de retirada
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Pese a la promesa del presidente norteamericano Barack Obama de retirar por completo sus tropas del territorio iraquí el 31 de diciembre, EE.UU. hará todo lo posible por controlar la región y mantener en vilo a la política de Irán y de sus vecinos.
“EE.UU. está implementando la salida de todas sus tropas y deja atrás la embajada más grande y numerosa que tiene en todo el planeta. Así que la influencia estadounidense va a seguir siendo significativa en la región”, afirma el analista y experto en el mundo islámico Wilfredo Amr Ruiz, quien duda de que la marcha del ejército norteamericano acabe con la invasión de Irak.
Según Ruiz, Washington busca obtener una influencia del mayor grado posible en la zona, donde tiene múltiples intereses estratégicos. “Una influencia significativa en Irak puede mantener en vilo la política de Irán y de la región", subraya el analista, haciendo hincapié en el alto grado de la influencia iraní en la zona, "que no espera que se reduzca".
Se calcula que en el territorio de Irak aún permanecen unos 8000 militares y 5000 contratistas que cuentan con inmunidad diplomática.
Después de casi nueve años de una guerra devastadora en Irak, que dejó al país en ruinas y causó centenares de miles de víctimas, Barack Obama anunció con orgullo el fin de la operación este mes, subrayando que se trata de un "momento histórico".
Obama hizo esa declaración, luego de que la OTAN anunciara este lunes el fin de su misión militar en Irak, después de que las autoridades de ese país se negaran a mantener la inmunidad a sus efectivos.
La guerra, llena de errores por parte de la inteligencia estadounidense, se pagó con sangre.
Tras nueve largos años de ocupación del país, el claro perdedor del conflicto es la población civil iraquí. El número de civiles muertos varía, dependiendo de quien haga el recuento, y oscila entre los 68 000 y un millón de personas. Al mismo tiempo, fuentes militares de EE.UU. calculan que fallecieron casi 4500 de sus soldados, mientras que otros 30 000 regresaron heridos. Sin olvidar que el conflicto ha dejado más de 1,75 millones de desplazados internos y refugiados en todo el país.
La destrucción de las ciudades iraquíes, causada por la operación estadounidense, no solo acabó con centenares de miles de vidas y la mayoría de las infraestructuras, sino que dejó sus principales recursos, sobre todo el petróleo, en manos de empresarios extranjeros.
En lo que se refiere a términos económicos, la guerra de Irak ha resultado ser el conflicto más caro desde la Segunda Guerra Mundial para EE.UU. Mientras que la previsión original suponía un gasto de 50 000 millones de dólares, la cifra ya supera los tres billones de dólares.
Hay que destacar que unos 9000 millones de dólares, enviados para sufragar la reconstrucción del país, han desaparecido, según reveló una auditoría realizada por el Departamento de Defensa de Estados Unidos. Y poco se sabe de qué se hizo con el dinero de los contribuyentes estadounidenses.
La población iraquí lamenta que EE.UU. haya introducido una división confesional, que no existía en el Irak de Saddam Hussein, derrocado y ejecutado tras la invasión del 2003 liderada por la Casa Blanca.
A pesar de que los kurdos aceptaron la autonomía y dejaron de reclamar la independencia, siguen oponiéndose al poder central de Bagdad por el control de una franja de 650 kilómetros de largo, donde se ubican importantes reservas de hidrocarburos.
El actual Gobierno, dominado por chiítas, acusa a expartidarios sunitas de Hussein de organizar conspiraciones y los reprime severamente. Los atentados, ejecuciones y secuestros son frecuentes en el país.
La retirada de las tropas estadounidenses ha generado una incertidumbre en la región, que continúa conmocionada por la ‘primavera árabe’ y teme que la inestabilidad en Siria propague los enfrentamientos religiosos. Con todo aquello, parece que la guerra de Irak aún no termina.
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