Rey Montalvo: «El trovador es un cantor de su tiempo»

Juro que se me fue el tiempo. Su madre me había advertido, pero uno siempre piensa que son exageraciones del orgullo maternal y resulta que sí, que Rey Montalvo tiene en la palabra un don que no duda en usar, con música o sin ella, nunca deja de ser sociólogo y jamás, ni por un segundo de las ¿cuántas horas consecutivas? en que estuvimos conversando renunció a ser trovador, joven y cubano.

Aquí se los presento comenzando por el principio, por el origen.

¿Por dónde le viene la trova a Rey Montalvo?

Yo nací en una familia de músicos, mi padre, mis tías y entonces siempre estuve muy cercano a la música. Yo estuve unos poquitos años en la Escuela de Artes de Matanzas, pero en aquel momento mis expectativas eran otras, era un niño y ser músico exige de muchísima paciencia, dedicación a tu instrumento y los niños no siempre están conscientes de eso, es por lo que no me formé en ninguna academia.
En la Vocacional de ciencias exactas de Matanzas, me interesé por la guitarra como aficionado, la particularidad es que no empecé aprendiéndome canciones de otros trovadores, sino haciendo mis canciones. También por tradición familiar me imagino, por ver a mi madre siempre escribiendo, yo escribía de niño cuentos, aventuras, poemas y cuando aprendí un poco a mal tocar la guitarra, me fue algo novedoso ponerle música a lo que escribía y así salieron mis primeras canciones…

¿Y la Sociología?

Es una carrera en la cual hay muchas especialidades que tributan a esto de ser trovador, a la parte literaria y a tener esa visión de encontrar en eventos que pueden pasar desapercibidos para otras personas algo interesante de lo que hablar, a lo que referirse…
¿Cómo te has superado musicalmente entonces? ¿Es difícil para quien no estudió en una escuela de arte?
En Cuba quien no se supera musicalmente es porque no quiere, porque hay escuelas de superación, además de millones de profesores que están dispuestos a darte clases, que es mi caso, yo tengo a mi padre que después que me gradué de la Universidad hemos estado trabajando en clases de solfeo, de armonía, de guitarra, todo eso es fundamental para un trovador, para que la canción quede un producto completo y no edulcorado con palabras muy bonitas, pero con una armonía facilista, repetida y caes en el irrespeto al público.

Un dilema que casi siempre circunda a los trovadores: ¿poeta o músico?

Yo veo en Silvio un ídolo de trovador, de él y de muchos dicen es más poeta que músico o viceversa o canta mejor que lo que compone… en el caso de Silvio en particular yo lo veo como un trovador completo, un trovador que es un gran poeta, un gran escritor, muy lirico, a mi me gusta su forma de cantar, me parece muy afinado muy tímbrico y además con una música magistral, aprenderse una canción de Silvio en la guitarra es una clase de armonía y de interpretación, yo a lo que aspiro es a parecerme a eso, porque eso es el trovador, esa mezcla perfecta entre la música bien hecha con una letra inteligente, pero además tiene que ser afinado, con una voz que agrade, tiene que haber de todo, yo aspiro a eso, leo y tanto como leo estudio solfeo y armonía y tanto como eso doy clases de canto…

¿Cuáles o quiénes son tus influencias como creador?

Yo las influencias las encuentro todos los días. Soy una persona que le gusta escuchar música, buscar cosas nuevas, escucho todo género, no discrimino, después que escucho, por supuesto, me quedo con lo que sé que me puede aportar algo, pero es indiscutible que los fundadores del movimiento de la Nueva Trova, Silvio, Pablo, Noel, Augusto, Vicente, Lázaro García me influyeron mucho desde el inicio, después he descubierto muchos recursos en los trovadores más antiguos, Sindo, Manuel Corona, Eusebio Delfin, todo eso que llaman la trova tradicional y algunos músicos foráneos como Sabina, Serrat, Jorge Drexler, Pedro Guerra, son para mí como faroles, hay muchas canciones que tiene ellos que son las que uno quisiera haber escrito.

Sin embargo, en estos momentos en Cuba hay muchos trovadores jóvenes talentosos y diferentes y de cada uno de ellos he aprendido muchísimo, tanto o más que lo que aprendí en su momento de escuchar a Silvio, a Pablo, a Vicente, porque tienes la oportunidad de interactuar y en el intercambio he aprendido muchísimo y ahí está mi mayor influencia de hoy, en esos trovadores contemporáneos.

Videos, promoción, popularidad… ¿cuánto te mueven esas palabras?

Yo siempre digo que uno tiene que hacer lo que se sienta bien haciendo y eso es lo que yo hago. ¿Llegará un video? Bueno, felicidades, llegó un disco, qué bueno. Ahora, yo sé que aquellas personas que atraiga mi video y mi disco cuando vayan a verme a un escenario van a ver eso y no otra cosa, a lo mejor no van a ser miles de personas, no voy a llenar un estadio, pero me siento contento con que vayan cien personas y sientan que lo que escuchan ahí es trova y es mi trova y es eso lo que yo me siento bien haciendo, no otra cosa, no estoy violando mis principios…

Yo  no trabajo pensando en eso, porque si trabajas pensando en eso corres el riesgo de apresurarte y caer en ese bache del que después prácticamente no puedes salir, tratar de hacer una canción que le llame la atención al público, que recibas aplausos inmediatos y a la larga ese público se olvide de ti.

¿La trova tiene necesariamente que ser comprometida con la realidad social?

En esencia el trovador es un cantor de su tiempo, comprometido con su tiempo, inevitablemente. De lo contrario, vas a ser un cantautor, un músico, un bolerista, y todo eso está muy bien, pero el trovador tiene que tomar partido, no me refiero a inscribirse a un dogma, pero tiene que tomar partido. Se le puede cantar a una mujer bella, al amor, pero para cantarle a su tiempo el trovador no puede cantar desde fuera, desde una posición distante. Noel decía que el trovador era un obrero más y lo sigue siendo, al trovador le tiene que molestar tanto el problema del salario como le puede molestar a un obrero que trabaje en una fábrica, a un profesional y si va a hablar de eso tiene que hablar de una forma comprometida. Alguien puede pensar otra cosa, pero mi criterio es ese y es lo que hago desde mi canción.

¿Cuándo decides que una canción está lista?

Yo soy un poco dictador con mis canciones, soy una persona muy matraquillosa, tengo muchísimos complejos, muchísimas manías, hace diez años cuando empecé a hacer canciones estaba lista a la media hora cuando terminaba de escribirla y le ponía los acordes arriba y ya la cantaba. Uno, por supuesto, va ganando experiencia y va descubriendo que la canción hay que completarla. Yo paso mucho trabajo para estrenar, porque soy muy inseguro a la hora de darle el listo a la canción, perfectamente puede pasarse un mes sin que la cante en público, porque eso sí es para mí religión, el día que la canto en público, ese día es canción y a partir de ahí no hay cambios, ni de palabras, ni de acordes, precisamente por respeto al público.

La primera prueba que pasan mis canciones es si la estudio o no, si no la toco más queda enterrada, hay otras que estudio durante meses, la voy perfeccionando, sobre todo en la música, hasta que la presento y desde ese día ya existe. La segunda prueba es ahí, que si entiendo que no funcionó ya no la canto más. Me cuesta mucho trabajo rescatar canciones.

Tienes Lares, tu primer disco, casi listo, ¿qué se siente?

Eso es una suerte que no sé, bueno, me tocó, yo estando estudiando en la Universidad tuve un encuentro con Silvio y ahí me quedé con los contactos por el interés de que escuchara mis canciones y en cuestiones de unos meses me vi en los estudios de Silvio, conversando con él sobre hacer un disco. Estos han sido tiempos muy favorables para los jóvenes trovadores, de mucha cercanía con los fundadores como Vicente Feliú, que ha sido una especie de padre trovador, hasta los medios han cambiado  la manera de presentar a la trova y en esas circunstancias apareció Silvio con esa propuesta de producirme un disco y Ojalá con ese equipo maravilloso de personas… ha sido un regalo muy grande.