Justin Bieber o el ocaso de un sol de la música.
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En la última semana el astro adolescente del pop, Justin Bieber, ha atraído más la atención por sus encontronazos con la ley que por sus conciertos y su música.
Pareciera que el cantante se ha propuesto acumular problemas con la justicia.
Sus “andanzas” de estos siete días comenzaron el jueves 23 en Miami con una carrera de autos, y terminó la noche en una correccional. Los cargos: conducir bajo los efectos de alcohol, drogas, exceso de velocidad (más del doble de la permitida en la zona), permiso para conducir caducado y resistencia a la autoridad sin violencia.
No olvidemos que hacía solo semanas había sido detenido en Australia por utilizar un vocabulario inapropiado con la policía, y ya entrada la segunda semana de enero, encontraron drogas en su residencia de California.
Regresemos a esta “semana negra” para el jovencito, varios periódicos del mundo dieron a conocer que ayer miércoles Bieber se entregó a la policía de Toronto, en respuesta a un cargo relacionado con un ataque contra un conductor de limosina en diciembre.
Los hechos no están claros, y no se sabe si el agresor fue alguien de su séquito permanente o el propio Justin, quien al menos respondió a la acusación.
Todo esto ocurre mientras decenas de miles de firmas estadounidenses se suman a la iniciativa de deportar al astro canadiense a su país. De hecho, el tema superó las 100 mil voces necesarias para que sea tratado por el presidente Barack Obama.
¿Realmente se pronunciará el mandatario acerca del tema? Eso es distinto, lo seguro es que si el intento de deportación fuera para un latino pobre, ya habría salido del país solo con las firmas de los funcionarios de aduana.
“A nosotros, el pueblo, nos gustaría echar a Justin Bieber de nuestra sociedad”, reza la misiva.
¿Debería decir otra cosa la carta? Sin dejar a un lado la descripción de los actos de Bieber, al tiempo que crecen sus fanáticos y fanáticas, crecen las críticas sobre sus acciones, y no son pocos los preocupados porque sus hijos e hijas imiten la actitud de la celebridad.
En tal sentido, la responsabilidad de Justin es grande, pues sabe que cualquier cosa que haga será admirada e imitada por millones de fans. Su cuenta de Twitter asciende a más de 40 millones de seguidores, y en su encabezado puede leerse “Let's make the world better” (hagamos el mundo mejor).
Es ahí donde debe residir la cordura por parte del cantante, su responsabilidad y respeto a la sociedad y los fans, quienes, en esencia, lo hacen famoso.
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