Arte con pueblo: cultura
especiales
Hace más de 50 años, un hombre increíblemente sabio trató de explicarlo y muchos no lo entendieron, reunido con los intelectuales cubanos Fidel Castro expresó:
“Nuestra preocupación fundamental siempre serán las grandes mayorías del pueblo, es decir, las clases oprimidas y explotadas del pueblo. El prisma a través del cual nosotros lo miramos todo, es ése: para nosotros será bueno lo que sea bueno para ellas; para nosotros será noble, será bello y será útil, todo lo que sea noble, sea útil y sea bello para ellas.”
Pareció una herejía pedirle semejante cosa al arte, no faltó quien sintiera que semejante planteamiento le ataba las alas de un ámbito que por definición es, para muchos, elitista. Se asustó un poco la “alta cultura”: qué locura pedirle, o más bien exigirle, que exista por y para el pueblo, y con el propósito de no dejar lugar a dudas aclararle: “es decir, las clases oprimidas y explotadas del pueblo”.
¿Hasta qué punto significaría esto sacrificar la altura estética y conceptual de la creación? Por este camino, las palabras del líder de la Revolución nos conducen hasta un gran tema: el papel social del arte, un espacio lleno de manías y discriminaciones.
Pero los prejuicios persisten probablemente con más insistencia entre los teóricos que entre los hacedores del arte. Es casi imposible, al menos en Cuba, tropezarte a estas alturas un artista que no reconozca la intrínseca correspondencia de su obra con el contexto social donde está surgiendo.
En la llamada “posición en el campo”, tal y como la explica la sociología del arte de Pierre Bourdieu, estos segmentos del pueblo a los que Fidel hace referencia en sus palabras son, cuando más, el último lugar de una larga y muy jerárquica cadena, tan al final que resultan casi inexistentes.
Sin embargo, echando una mirada a las conversaciones que en mi breve ejercicio periodístico he sostenido con artistas cubanos de la plástica encuentro otra proyección. Eduardo Roca, Choco, por ejemplo, cercano a la celebración de sus 60 años de vida afirmó:
“Estoy trabajando mucho, no solo porque voy a cumplir sesenta años, sino porque ya la carrera se va haciendo comprometedora según los amigos míos y la gente de este pueblo que me quiere mucho y por tanto es una responsabilidad que yo tengo con todos ustedes de trabajar cada día más”.
Un joven pintor, Reynier Ferrer, aseguró: “…yo me guío mucho por la opinión de la gente, no me importa que sean especialistas, la opinión de un niño me pone a pensar, porque hay gente que aunque no sabe, sí tiene mucha sensibilidad”.
Otra importante creadora cubana, contrapone incluso sin tapujos, los niveles de significación que para ella tienen las opiniones de críticos y mercado, ante la valoración del pueblo y así afirma:
“Ileana Mulet vive del público. Yo no le pago a Artnexus 2500 dólares por una página, no vivo pensando que un día voy a estar en Sotheby, que voy a estar en cristy, amén de que nadie sabe, porque he visto artistas, por ejemplo Vangoh y otra pléyade de ellos, que pasaron tremendo trabajo en su vida real y ahora otros se valen de eso y se han convertido en millonarios gracias a que ellos existieron.
Entonces para mí el que un gran crítico o un crítico avezado, o “famoso” yo lo vaya a buscar y le pague una gran suma para que diga de mí lo que yo quiero que digan de mí, no existe, para mí el público, las personas que me rodean, son lo más importante”.
Al preguntarle sobre si el público resulta importante para su trabajo, el Premio Nacional de Artes Plásticas 2009, Nelson Domínguez, respondió:
“Síiiii. Me interesa mucho. A mí me gusta meterme con la gente, con el público, a veces le digo a una persona: a ver, qué te parece ese cuadro y me dice: bueno, yo no entiendo, yo no sé; pero qué es lo que ves; bueno, yo veo ahí un perro, una cosa, un hombre o algo así; le digo, bueno, eso mismo es lo que hay ahí, eso es lo único que hay, lo otro es la poética que tiene que ver con la creación, con la técnica, con el uso del color y con el oficio, pero tú estás viendo lo que hay, no hay otra cosa ahí. Realmente la gente que más dice que no conoce son la gente que más quiere saber, que más observa un cuadro para entender qué es lo que está pasando, a veces el que dice que sí sabe no interesa tanto, me gusta más la gente que dice que no entiende”.
Previamente había comentado sobre sus planes acerca de la exposición que debía realizar con motivo del Premio Nacional:
“Quiero hacer una exposición para la gente (…) No es demagogia ni nada por el estilo, es un interés mío, yo quiero hacer una exposición para la gente, porque en el Museo tú haces una exposición y la ven un grupo de personas y ahí se acabó la historia, después van tus amigos... pero yo quiero hacer una exposición en la cual haya una participación de la gente, a donde tengan interés en ir…”
Y la hizo, el gran artista salió a buscar al pueblo-público. Así como en 2009 un grupo de creadores se juntaron en la Brigada Marta Machado para acompañar al pueblo tras el paso de fuertes huracanes, su líder, Alexis Leyva Machado (Kcho) me aseguró: “si he tenido tanto éxito en la vida es porque soy hijo de un pueblo exitoso”
Así que por estos días, cuando se celebra la cultura cubana todos somos homenajeados y al mismo tiempo anfitriones, y la fiesta es grande, infinita…
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