—Lo más relevante que les puedo contar fueron mis dos muestras expositivas. Yo salí invitada por La Comuna de Fontanelato, lugar cercano a la ciudad de Parma, a exponer junto a otros cinco pintores cubanos de primera línea (Alex Castro, Ángel Ramírez, Ernesto García Peña, Marila Sarduy, Mario García Portela), y un italiano pintor llamado Giulio Gioia.

Expusimos allí en un lugar privilegiado, el Museo Rocca Sanvitale. Esta muestra se tituló «Arte di Cuba oggi».

Luego partí para Milano, donde me esperaba una gran tarea, pues allí fui invitada a exponer dentro del Festival «Qualcuno place Sesto». La expo se realizó en Spacio Contemporáneo Carlo Talamucci, Villa Visconti d´Aragona.

Mi exposición se tituló «Encuentro» y contó con 23 piezas de óleos/telas y poesía escrita en español e italiano. Viajé a diversas ciudades como Piasenza, Venecia, y visité galerías a mi paso, Pavía, Torino, el Lago del Como, todo Milano, Ponte di Oleo, Parma, Monza, y en todas pasé maravillosos momentos en iglesias, museos, centros históricos, castillos importantes.

—¿En qué estás trabajando en estos momentos?

—Ahora me voy vinculando a proyectos colectivos como la futura muestra en saludo a los veinte años de la creación de Ars Longa. También recobro el tiempo perdido en mi taller. Cuando estoy desvinculada con el trabajo diario, me cuesta bastante entrar y crear a gusto. No creo que esté en disposición de comenzar algo expositivo en breve, pues preparar una nueva muestra lleva casi siempre un año como mínimo. Sé que rondan ya las musas. A veces veo con agrado cómo se posan, y también cómo mi ánimo las estorba, desechándolas para mejores momentos. Ese es el proceso creativo. Un día, cuando menos lo espere, brotan a raudales ideas en diversas formas.

—¿Planeas alguna exposición en Cuba?

—Tengo diversas propuestas. Es difícil resistir a la tentación de hacer aquí en Cuba una nueva muestra en el período que antes dije. Siempre he dicho que soy una obrera del arte, y como tal, expongo y participo en muchos encuentros con mi público. Siempre agradecido público que adora los adoquines, las calles y plazas nuestras, y que cree fielmente que reivindico mi ciudad a cada paso.

—¿Y por qué caminos va la literatura?

—Ah, la literatura… Ella es como La Habana, una mujer con sombrero que se pasea por El Prado contoneándose. A veces descubro que me llama con un dedo, se instala en la mente y me cuenta al oído algo que debo dejar escrito. La poesía es mi divisa; sin ella no puedo ni producir lo que pinto. El poema lo escribí para una mujer que vive en Barcelona.

Si me despeina el sol y la brisa

Estamos en otoño
y las hojas silenciosas caen de los árboles
pudiera sentir
cómo se escurren penas y glorias
derribando mi ánimo
con la interrogante como prueba
de la vida que conocí
y conoceré junto al mundo
que se empeña en empañar mi espejo.

Cada minuto hay un derrumbe una explosión
un desalojo una grieta en las aceras...
los medios regodean la tristeza
y yo, entre las uvas del patio
las peras las manzanas;
-«qué más puedo pedir que ser libre».
-Ser libre sí.

A Montse Guiu por sus sueños y tormentas.