Egipto en crisis continua: Ni pan, ni libertad, ni justicia social

Egipto en crisis continua: Ni pan, ni libertad, ni justicia social
Fecha de publicación: 
9 Septiembre 2013
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Del aún caótico panorama egipcio conocemos que se convocarán a nuevas elecciones, el depuesto presidente Mohamed Mursi sigue preso en lugar no conocido, sus Hermanos Musulmanes perderán próximamente reconocimiento legal y el ex dictador Hosni Mubarak salió de prisión, fue puesto en arresto domiciliario y se  le hará un juicio para que responda por la matanza de cientos de manifestantes.  

Todo esto muy bien enunciado, sin que recoja la tensión en una nación donde aún prosiguen las manifestaciones contra el golpe militar que depuso al primer presidente elegido democráticamente en Egipto; y surge la acusación de Turquía de que Israel orquestó la caída de Mursi. 
                                                                           

La incipiente democracia egipcia no es la única que quedó en ruinas en las calles de El Cairo, porque para algunos lo mismo le ha ocurrido a la política de Estados Unidos, o al menos a la credibilidad y reputación estadounidense, aunque difiero de esto último, porque nunca las ha poseído.

Mursi llegó al poder en elecciones consideradas legítimas, con la anuencia de Estados Unidos, quien domina en última instancia las decisiones finales del mando militar, en un afán de evitar un estallido mayor por la crisis incoada durante tantos años de poder dictatorial de Mubarak.

 
Desde la expulsión de Hosni Mubarak en el 2011, EE.UU. ha luchado por encontrar el balance entre la débil democracia al estilo occidental y la protección de sus intereses geopolíticos, e incluso, hasta que santificó el derrocamiento, recomendó a Mursi que aceptara un compromiso con el ejército y los manifestantes; trató de mediar entre los militares y los Hermanos Musulmanes, y fue muy cuidadoso de no referirse a la violenta deposición del gobernante como un “golpe de Estado”, para no molestar a los generales y a los millones de personas que pedían su derrocamiento.   

Esta situación,  por supuesto, enfureció a los Hermanos Musulmanes y a sus partidarios, ya que les robaron lo que se eligió en las urnas.  Pero lejos de estar sintonizado con el nuevo gobierno interino y los militares, Washington ha encontrado críticas de los grupos antiMursi, que perciben que fue incondicional con el ex presidente mientras estaba en el poder. 

 Cuando Barack Obama interrumpió sus vacaciones en Martha´s Vineyard, condenó "fuertemente"  la violencia, dijo que EE.UU. se oponía a la imposición de la ley marcial en Egipto, y trató de defenderse de las acusaciones de culparlo por lo que marcha mal allí.

Pero a pesar de la confusión inicial, el ejército egipcio sigue siendo un aliado de seguridad clave para EE.UU. El apoyo de los generales es crucial para mantener el tratado de paz del país con Israel, conocido como el acuerdo Camp David, firmado en 1979. Washington también apoya a El Cairo en su lucha contra los rebeldes en el Sinaí, en  la frontera del territorio arrebatado por Tel Aviv.    

El acceso al Canal de Suez es otro tema de interés .Sin ese paso, la Marina tendría que desplegar sus naves por el Cabo de Buena Esperanza, en Sudáfrica. Un informe publicado por el Servicio de Investigación del Congreso destacó las preocupaciones de la administración y el Congreso sobre cómo mantener una cooperación segura con Egipto en un momento de agitación continua. Egipto le otorga a la Marina de EE.UU. paso expedito a través del Canal de Suez, mientras que otros países tienen que esperar varias semanas para obtenerlo.                                                                      

Aproximadamente una docena de buques de guerra de EE.UU. atraviesa cada mes el Canal, un atajo clave de acceso directo para llegar a Iraq y Afganistán.   

                                                                                                                                                              ¿GUERRA CIVIL?  

 "Una guerra civil en Egipto es probable”, estimó el cineasta y escritor egipcio Basel Ramsis, quien defiende que al país árabe le quedan aún varios años de lucha hasta alcanzar los objetivos de "pan, libertad y justicia social", y acusó a EEUU, la Unión Europea  e Israel de “intentar salvar a los Hermanos Musulmanes, porque garantizaban sus intereses colonialistas”.  

 Ramsis llevaba tiempo advirtiendo de la caída de Mursi, y acertó. Encarcelado y torturado en varias ocasiones durante el régimen del dictador Hosni Mubarak, está estrechamente vinculado a movimientos de defensa de los derechos humanos, y se niega a definir el derrocamiento como un golpe de Estado.           

 Lo que parece, dice, es que el poder actual quiere mantener estas fuerzas islámicas para dar miedo en el futuro a cualquier fuerza revolucionaria, para usar este miedo, este terror religioso en contra también del pueblo egipcio. “Las fuerzas democráticas y revolucionarias quieren acabar esta situación… si los jóvenes quieren formar partidos políticos, tienen que aceptar dos cosas: el juego democrático sin utilizar la violencia y que no se juegue con la religión en los aspectos políticos”, remarcó.     

 Para Ramsis el papel de los medios de comunicación occidental en su gran mayoría es apoyar los intereses de las empresas y los bancos internacionales para “comerse” a Egipto y siga como una colonia.            

Egipto lleva 7 000 años sin gobernarse a sí mismo de una forma transparente, lejos de la corrupción, la dictadura, los regímenes militares y los comerciantes de la religión.       

 Para el especialista Max Murilo, se desangra al ritmo de los golpes de Estado de Estados Unidos, guiones de la política exterior norteamericana que son harto conocidas en América Latina y están siendo aplicados con el mundo árabe: “Nada tiene que hacer en ese lado del mundo, pero los intereses petroleros y la dependencia cada vez más degenerada hacia Israel hace que la política norteamericana sea una tonta útil de esos intereses”.                                                                                                     

Para él, Egipto se destruye porque EE.UU. juega “a dividir sus poblaciones, en coordinación con las clases altas corruptas y poco democráticas del mundo árabe… que no toman en cuenta en nada el significado de la vida.” 

Cierto, porque los muertos no importan para los imperialistas, y sus medios de incomunicación se encargarán de tapar y adornar esos muertos, culpando a los “extremistas”, presentando a los culpables como los salvadores, los bienhechores y los dueños de la diplomacia para el bien de los

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