Espionaje: Revelan presupuesto de agencias de inteligencia en EE.UU.
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Por primera vez, se publica el detalle del presupuesto de las 16 agencias de inteligencia estadounidenses, apodado el "presupuesto negro" de Estados Unidos, permitiendo comprender cómo son distribuidos los recursos en esta inmensa comunidad.
Anualmente se publica el monto global destinado a inteligencia, que en 2012 alcanzó 55 000 millones de dólares. Para el ejercicio presupuestario de 2013, el gobierno reclamaba 52 600 millones y 48 200 para 2014.
A este monto se suman los programas de inteligencia militar del Pentágono (23 000 millones en 2013 y 14 000 solicitados para 2014).
En total, 107 035 personas son empleadas por las agencias de inteligencia estadounidenses, de las cuales, cerca de 35 000 en funciones de criptografía, lo que incluye a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), encargada de las escuchas mundiales y del monitoreo electrónico de comunicaciones.
Después de la CIA (14 700 millones de dólares), la NSA (10 800 millones) y la National Reconnaissance Office (NRO, 10 300 millones) son las agencias mejor dotadas. La NRO maneja los satélites de espionaje.
El presupuesto también evalúa los "agujeros" de la inteligencia estadounidense, los casos en que Washington carece de información.
Esta categoría está encabezada por Corea del Norte. Un capítulo del documento revela que el país es espiado "permanentemente" a través de fotos, muestras de aire e imágenes en infrarrojo para detectar actividad nuclear en el país comunista.
El documento muestra una duplicación del presupuesto total de inteligencia luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001, con una factura estimada en más de 500 000 millones de dólares a partir de ese año.
"El mundo actual es más inestable que hace medio siglo", declaró al Post James Clapper, director de inteligencia nacional. "Incluso con el aumento de los gastos por parte de la comunidad de inteligencia, Estados Unidos gasta menos de 1% del PIB en inteligencia".
Edward Snowden está actualmente en Rusia, donde recibió asilo temporario. Sus documentos, recolectados mientras trabajaba para la NSA como administrador de sistemas, fueron explotados extensamente por los cotidianos The Guardian y el Washington Post desde las primeras revelaciones en junio.
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