De Doime son los cantantes
especiales
Decía el novelista venezolano Miguel Otero Silva que el teatro es realmente un riesgo, una difícil ligazón de ideas donde, a diferencia de la relación escritor-lector, se adquiere una compenetración más directa a través de las figuras vivas que actúan tan cerca del espectador. Claro está que esa interrelación va a ser mayor en la medida que el público se sienta reflejado o representado en los personajes que ante ellos se presentan.
El caso de Osvaldo Doimeadiós es, quizás, uno de los ejemplos puntuales para citar en este momento. Hemos sido testigos de cuánto logra su genialidad y versatilidad sobre el escenario. Su aptitud para desenvolverse y salir airoso en el teatro dramático ha quedado plasmada en Fedra, Santa Cecilia y Josefina la viajera pero, a la vez, hemos disfrutado y reído hasta el cansancio con sus personajes humorísticos en TV y en teatro, en este sobresale de los últimos tiempos su monólogo Aquícualquier@.
En su más reciente espectáculo De Doime son los cantantes, un unipersonal con el humorista invitado Miguel Moreno (conocido como La Llave), el actor se desdobla —como nos tiene acostumbrados— en la piel de cuatro personajes distintos en género y edad.
Haciendo uso de recursos siempre oportunos como la evocación al teatro bufo cubano, la imitación y la parodia, Doimeadiós logra mantener la expectación y la risa del público durante casi dos horas. Con guiños hacia lo dramático, el actor demuestra ser coherente y tener plena conciencia de que no todos sus espectadores van solamente a verlo representar lo cómico. De ahí que haya exhibido también ante el imponente auditorio del Karl Marx al hombre en su espacio más íntimo de reflexión, al actor que se maquilla y se viste en un camerino mientras continúa actuando.
Hace reír de una manera inteligente y encuentra siempre ese agregado que debe tener el humor como un recurso que —si se sabe emplear bien—, da espacio a la reflexión. De casi todo hace testigo al público y lo implica en momentos de interacción lúdica con la ruptura de la llamada cuarta pared.
En cuanto a la alternancia con Miguel Moreno, resulta ser igualmente oportuna. Como contraparte logra mantener el ritmo del espectáculo y hacernos disfrutar del perfil de su popular personaje y su carisma, rasgo distintivo del actor guantanamero.
De Doime son los cantantes tiene momentos acompasados y lentos, estilísticos y estéticos, rápidos y fugaces. Sin embargo, todo es una cuestión de equilibrio. Sí, equilibrado es la palabra clave de este unipersonal, cuyo hilo conductor son las canciones que interpreta y que le sirven de leitmotiv a los temas que luego desarrolla sobre la escena.
Doime mantiene todo el tiempo el dominio de su obra, y concluye bien arriba con un texto —presentado en otras ocasiones—, homenaje a ese grande que fue Héctor Zumbado. Merecedor el pasado año del Premio Nacional del Humor, el intérprete ha demostrado ser un "todoterreno" en cualquier empresa a la que se vincule.
Creativo, camaleónico, humilde, oportuno y, sobre todo, profesional, en Osvaldo Doimeadiós residen muchas cualidades que lo hacen ser un actor excelente y completo, en el sentido más literal de la palabra.
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