Muere "el gran traidor de la raza blanca"

Dirk Coetzee, muerto hoy a los 57 años, será recordado en los libros de historia de Sudáfrica como el líder feroz de la temible policía del Apartheid.

 Comandante en jefe de los escuadrones de la muerte -que actuaron en los años 80 bajo el régimen racista de Sudáfrica-, Coetzee falleció hoy en Pretoria.

 Estaba enfermo de diabetes y cáncer, y murió a causa de complicaciones relacionadas con la insuficiencia renal.

 Coetze fue una figura entre las más controvertidas de Sudáfrica, como reportaron en primera página los diarios locales, seguramente por su rol: verdugo y primer policía blanco que reveló las atrocidades cometidas por los miembros de su unidad especial anti-terrorista, que tenía como base una granja en Vlakplaas, en las afueras de la capital.

 Él mismo se definió una vez, irónicamente, como "el gran traidor de la raza blanca".

    Sus declaraciones fueron difundidas a través de una entrevista realizada en 1989 durante su exilio en Londres del diario Afrikaans Vrye Weekblad, en la que Coetzee reveló la existencia de la granja del terror y describió en detalle los interrogatorios de la policía secreta, la ferocidad cometida contra los activistas opositores, pero también contra los agentes de seguridad que se negaron a cometer atrocidades.

 Es escalofriante su relato sobre las torturas a un prisionero cuyo cuerpo fue quemado y cómo luego, junto a otros agentes de policía, celebraba el hecho haciendo una barbacoa.

 "Al principio el olor era muy similar al de una parrilla normal, pero al final lo único que escuché fue que los huesos estaban ardiendo", dijo.

    Admitió, además, haber participado en el asesinato de varios miembros del Congreso Nacional Africano (ANC), el partido de Nelson Mandela.

 Durante los años de exilio hizo un cambio radical con su paso a las filas del ANC en 1990, el año de la liberación de Mandela.

 En 1994 regresó a Sudáfrica, donde trabajó para los servicios secretos del primer presidente negro del país.

    Fue declarado culpable por un tribunal por el asesinato del activista y abogado Mxenge Griffiths en noviembre de 1981, aunque obtuvo una amnistía de la Comisión para la reconciliación y la verdad por confesar el crimen.

 En esa ocasión, el capitán no informó el lugar en el que fue escondido el cuerpo de otro activista, Kondile Sizwe, asesinado y luego incinerado. Este es un secreto que Coetzee llevó a la tumba, al igual que muchos otros misterios de la época oscura del Apartheid.