La película de Ana ovacionada en festival habanero

La película de Ana ovacionada en festival habanero
Fecha de publicación: 
8 Diciembre 2012
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Una mirada alegre, optimista, profunda y bien criolla a la Cuba de hoy ofrece La película de Ana, de Daniel Díaz Torres, cuyo estreno mundial tuvo lugar en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

 

La prostitución, como pretexto, sirve de hilo conductor para hurgar en otros temas sociales medulares como la familia, la realización personal y profesional de los individuos, las escaseces económica y material; pero sobre todo, la dignidad del ser humano y su voluntad de enfrentar las dificultades sin perder la alegría de vivir.

 

Ana (Laura de la Uz), una actriz cuya carrera va en decadencia, es obligada a mentir y hacerse pasar por una prostituta con el objetivo de ganar el dinero necesario para resolver aprietos hogareños, entre ellos la reparación del refrigerador.

 

A partir de ahí comienza una relación entre ella y Flavia, una «jinetera» (prostituta) interpretada por Yuliet Cruz, quien le facilita el acceso a la película que financian unos realizadores extranjeros sobre la prostitución en Cuba, como parte de un serial sobre este fenómeno en el mundo.

 

En ese instante comienza una lucha interna, donde ambos personajes muestran lo mejor de sí en aras de reflejar las contradicciones y el dilema que enfrentan las personas cuando hacen cosas en las que no creen, ni le gustan, solo a cambio de beneficios económicos.

 

De magistral pudiera calificarse la actuación de Laura de la Uz, quien demuestra una vez más su calidad histriónica al desdoblarse por partida doble como actriz, para sostener una máscara que le permite expresar verdades y sentimientos muy auténticos.

 

Elogios también para Yuliet Cruz, quien al igual que De la Uz, otorgó naturalidad a su personaje para así despojarlo de clichés, y enriquecerlo con matices singulares y humanos, lleno de gracia e ironía.

 

Completan el elenco otros reconocidos intérpretes cubanos como Tomás Cao, Paula Alí, Blanca Rosa Blanco, Enrique Molina, el austriaco Michel Ostrowski y el alemán Tobias Langhoff, quienes logran muy bien incorporarse a la dinámica de la historia.

 

Inspirada en hechos reales, Díaz Torres no solo ofrece una mirada diferente hacia la prostitución, sino también todo el ambiente y los por qué de este fenómeno.

 

Pero lo más interesante de la propuesta cinematográfica, y a la vez su principal éxito, radica en mostrar este flagelo más allá del simple placer del sexo, en tanto refleja una realidad social compleja matizada por la profundidad de sus diálogos (el guión fue escrito de conjunto entre Eduardo del Llano y el director), el humor criollo y el optimismo.

 

Y para completar esa mirada realista, el final: Ana logra su historia, esa que se aleja de los intereses comerciales, de la frivolidad de los de «afuera» (extranjeros), para demostrar que los principios y la sensibilidad humana también son importantes.

 

Como expresara Díaz Torres en una reciente entrevista, La película de Ana provoca en el espectador una reflexión sobre la autenticidad y la honestidad frente a los avatares, a veces agobiantes, de la cotidianidad.

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