De la literatura, el periodismo y el béisbol… según Leonardo Padura
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Leonardo Padura es el primer escritor cubano al que Casa de las Américas dedica su Semana de Autor, un evento en el que han participado algunos de los más destacados literatos latinoamericanos.
Renombrados intelectuales y estudiosos de la obra del homenajeado debaten junto al público la trascendencia del trabajo del autor invitado. Este año ha sido extraordinario, el auditorio ha colmado en cada sesión la sala Che Guevara. El hecho de que sea un cubano ha sido determinante, por supuesto, pero que se llame Leonardo Padura ha asegurado 100 % el éxito de los encuentros.
Él es actualmente el más popular de los novelistas cubanos. Su escritura diáfana, en constante comunicación con el lector, y su sinceridad para crear imágenes de nuestra realidad o tiempos pasados, lo han situado en la cúspide de la literatura contemporánea. Más allá de nuestras fronteras Padura ha ganado importantísimos premios internacionales, algunos eran inéditos para los autores cubanos.
Como él mismo ha declarado, una herramienta fundamental en su prosa ha sido la experiencia vivida en el periodismo desde hace más de 30 años, cuando aún era estudiante, hasta hoy. Y lo que lo mantiene activo en ese oficio es la voluntad de dejar algo que no sea meramente utilitario o noticioso sino que permanezca, que no se agote en sí mismo y que muestre- sin tapujos- una imagen cercana a la realidad que vivimos.
“Al hacer periodismo hay que tener la sensibilidad para saber mirar lo que hay a nuestro alrededor y tener la capacidad para escribirlo. Lo demás no es periodismo, sino la aplicación de algunas técnicas que fácilmente pueden aprenderse en un manual de 10 ó 12 páginas”.
Sobre el periodismo, sus novelas y otros temas que lo apasionan, Padura conversó con Cubasí.
En su obra hay una casi permanente relación con la Historia. Lo hemos visto en libros publicados y, por la lectura que nos ofreció de su próxima novela “Herejes”, esta sigue estando presente. ¿Es algún tipo de deuda? ¿Cómo elige a estos personajes históricos?
Para mí la Historia es siempre una manera de poder entender el presente. En las novelas la empleo como un recurso que me permite ver cómo lo permanente, lo que ya ha ocurrido, puede ser pertinente en una realidad contemporánea como la cubana.
“Herejes” es un libro en el que trabajo la novela de investigación histórica y la de carácter policial. A la vez “Herejes” es una anti-novela histórico policial.
¿Por qué?
Porque llevo estos recursos de la investigación histórica y el policiaco a extremos que no son habituales en el género.
Es una historia que recorre más de 300 años porque arranca en la Ámsterdam de Rembrandt y llega hasta la actualidad con los “emos” de la calle G en La Habana en. El sentido común de las tres partes es la búsqueda de la libertad individual en distintos momentos históricos, es cómo esa búsqueda se puede convertir en una herejía para la sociedad en la que viven los individuos.
Escojo personajes históricos porque me interesa mucho descubrir cómo un hombre que vivió hace 300 años como Rembrandt, 150 como Heredia o 100 como Trotsky pudieran tener una comunicación con un hombre del presente cubano; de cómo determinadas actitudes o decisiones son constantes, se repiten en el ser humano a largo de la Historia.
De esa forma entiendo mejor la persona que soy, las que me rodean y esas que vivieron antes que nosotros.
¿Cuál sería entonces su ideal de novela, qué no podría faltarle a una historia suya?
No podría faltarle jamás la capacidad de comunicación con los lectores. Soy un obseso de la comunicación. Aprendí en los años en que hice periodismo que el fin de la escritura es comunicar. No me interesa el periodismo o la literatura que dificulte la comunicación con el lector.
Eso no quiere decir que uno abarate los recursos literarios, pero hay que crear códigos y caminos para que el lector pueda entrar en una relación con el autor. Eso para mí es fundamental.
Usted ha dicho que, como escritor, no puede desligarse de la realidad que vive y que la mejor manera de demostrarlo es dejando su testamento literario. ¿Cuál de sus libros refleja mejor este sentimiento?
No podría mencionar uno en específico. Cada uno lo ha hecho de acuerdo a las necesidades de lo que voy contando. Por ejemplo, en el caso de las novelas de Mario Conde, una reflexión sobre la realidad tiene una mirada social más profunda.
En el caso de “La novela de mi vida”, “El hombre que amaba a los perros” o “Herejes” hay una mirada política y filosófica con respecto a esa realidad.
La mayor o menor profundidad no es mesurable, son formas distintas de mirar a nuestro alrededor y cada una depende del argumento.
Hace unos 30 años usted escribía periodismo para medios como Juventud Rebelde. Actualmente sigue haciéndolo para la agencia IPS. ¿Cómo ha sido esa experiencia, puede hablar de una diferencia entre el medio impreso y el digital? Tambien el público que mayormente lee IPS no es cubano…
A mí me gusta escribir para periódicos, pero ya los medios impresos no existen porque son la versión de los medios digitales.
En los últimos 20 años el periodismo ha cambiado muchísimo; quizás en 10 años no exista la prensa impresa y creo que eso cambia las perspectivas de quien escribe, aunque la esencia sigue siendo la misma.
Es una forma de comunicar mi mirada sobre una realidad de forma más directa. Eso es más propio del periodismo que de la novela, que es un texto mucho más elaborado.
El problema del acceso a Internet dificulta la relación entre esos textos y el público. En IPS hago un periodismo atendiendo a los problemas de la realidad cubana y sabiendo que muchas veces será leído por personas que no conocen nuestra realidad. Eso me obliga a veces a ser más explícito de lo que quisiera y a la vez sé que un texto destinado al periódico impreso contaría con un espacio más reducido. Estos factores nos influyen a la hora de escribir y pensar un trabajo periodístico.
¿Qué espera del periodismo en Cuba?
Espero que por fin sea periodismo y no propaganda. Creo que se han confundido los fines. Como los medios pertenecen al Estado, por supuesto que responden a los intereses del Estado.
He oído hablar muchas veces ya de potenciar la crítica en los medios cubanos. Lo que hace falta es que esa retórica se convierta en realidad. Esto lleva un cambio radical en el periodismo nacional.
Sabemos que usted es un apasionado del beisbol. ¿Cuál es su pelotero favorito y qué expectativas tiene con este deporte en Cuba? La Serie Nacional acaba de comenzar, se acerca el Clásico Mundial…
Me sería muy difícil nombrar un pelotero en específico porque la lista es interminable, desde los años 60 hasta hoy. He admirado a muchos. La pelota es una vieja pasión mía.
Con respecto a lo que está ocurriendo con la pelota en Cuba actualmente, tengo opiniones poco optimistas. Creo que se necesita una revisión a fondo de la política que sustenta la práctica y desarrollo de la pelota aquí.
Hay que aceptar que hay que desarrollar el beisbol a partir de los códigos, leyes y comportamientos internacionales y no pretender mantener esta relación endogámica que existe en Cuba y que ha estancado su evolución, como lo han evidenciado los resultados en los últimos años a nivel internacional.
Soy pesimista tambien con el futuro universal de la pelota por el propio carácter de ese deporte y por las prácticas internacionales alrededor de ella que han sido bastante desafortunadas, sobre todo el sistema de las Grandes Ligas.
Antes de pasar a escribir la novela que sucederá a “Herejes”, ¿qué tiene en mente? ¿Piensa volver a escribir para cine?
Sí. Estoy terminando una versión del guion para un filme de Laurent Cantet, que provisionalmente se llama “Retorno a Ítaca”. Luego comenzaré con mi esposa Lucía un proyecto que tiene que ver con mi personaje Mario Conde. Se trata de una serie que será financiada por importantes productores alemanes que en los últimos años han pegado varios filmes en el mundo, como Milenium.
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