Estados Unidos y Japón: Maniobras contra la paz
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Las más recientes y mayores maniobras bélicas realizadas en conjunto por Estados Unidos y Japón cerca de la prefectura de la isla japonesa de Okinawa se inscriben principalmente en la estrategia de “reaposicionamiento” del Pentágono que implica un intento no disimulado de imponer, a largo plazo, una “negativa de acceso” al transporte marítimo chino y a la expansión a mar abierto de su Armada.
Como el gigante asiático lleva a cabo un desarrollo económico exitoso, sostenible frente a los vientos de la crisis mundial que envuelve a casi todo el planeta, Estados Unidos pretende así sentar las bases para un futuro cuello de botella, que se agregaría a otros cruciales que son temas de seguridad nacional para China, en cuanto a su suministro de petróleo.
De ahí que en el finalizado congreso partidista de los comunistas chinos se subrayara la voluntad política de no someterse a las amenazas de los enemigos de la nación.
También los ejercicios bélicos nipo-norteamericanos se efectuaron en los momentos en que se intensifica el diferendo de Japón y China por territorios y aguas que ambos países reclaman, independientemente de que Tokio recordara que ese tipo de maniobra se hace cada dos años y tiene carácter "defensivo".
Pero hay mucho más detrás de ello, porque la cuestión también envuelve en gran manera a la República Popular Democrática de Corea, cuando se habían vislumbrado señales de cierta reconciliación entre ambos países.
Los 37 000 soldados japoneses y 10 000 norteamericanos implicados en la acción tenían que prepararse también para un posible ataque norcoreano, independientemente de la afirmación nipona de que esas maniobras ayudarían a preservar la seguridad en la zona de las islas Ryukyu, que incluyen las Islas Senkaku (Diaoyu, según la denominación china), que Beijing y Tokio se disputan.
"Los ejercicios militares de las Fuerzas de Autodefensa de Japón y la fuerza armada de Estados Unidos se llevarán a cabo en la base estadounidense en Okinawa, así como en las aguas marinas de Japón. Se ha decidido realizar las maniobras actuales sin la presencia de los medios de comunicación, por consideraciones de seguridad", había dicho el portavoz del servicio de prensa del Ministerio de Defensa del archipiélago, Takaki Ono.
Además de los ejercicios en el mar, cinco destructores japoneses entraron en el puerto de la base militar norteamericana de White Beach, en Uruma, por primera vez, según recuerde, con la presencia de un portaaviones estadounidense. Aunque se había planificado para una de las islas periféricas de Okinawa, en litigio se evitó hacerlo para no llevar demasiado peligrosamente, por el momento, las relaciones chino-japonesas.
Las tensiones entre Japón y China aumentaron cuando en septiembre Tokio anunció la compra de tres de los polémicos islotes y China respondió con el envío de patrulleras a las aguas del archipiélago.
En cuanto, al punto de vista sobre la península coreana, los intentos de desnuclearizar el territorio ha tropezado con la actitud ambigua e hipócrita estadounidense, que ha incumplido compromisos con Pyongyang, principalmente el llamado acuerdo marco de 1994, lo que, a la postre, provocó la decisión norcoreana de conseguir su arma nuclear.
Las conversaciones entre seis naciones (Rusia, Corea del Sur, EE.UU., RPDC, Japón y China) que se realizaban periódicamente en Beijing y los intentos bilaterales para llevar la paz a la zona, han sido en vano, pero no solo por las interferencias norteamericanas, sino porque el punto de vista japonés difiere mucho del de las otras partes.
Para Tokio, las conversaciones eran una desventaja, porque amenazaban reducir el valor de la alianza con Estados Unidos y subrayaban el papel crucial de China como anfitriona y que, sola, tiene fuertes relaciones con los demás.
De todas maneras, Tokio, en las actuales circunstancias, trata de seguir siendo el más fuerte aliado de Estados Unidos, que tantas vidas cercenó inútilmente en 1945 con sus bombardeos atómicos a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
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