Grandes músicos fallecidos vuelven a subir al escenario en forma de holograma
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Así ha sucedido gracias a una inquietante combinación de música y tecnología que promete resucitar a muchas otras estrellas en los próximos años, según auguran sus promotores.
"Es un fenómeno que está en sus inicios y que sin duda va a ir a más", declara el fundador de Mercury Wheels, Barnaby Harrod, favorable a este tipo de giras postmortem que "permiten a los seguidores del artista volver a disfrutar de su música, como ya hacen con las bandas tributo pero mejor, porque la voz y la imagen no es la de un imitador, sino la del cantante real".
El único problema detectado por este promotor musical que trabaja para Live Nation es que "hay que afinar la tecnología", porque "la calidad es todavía cara y la tecnología barata es muy insatisfactoria".
Además, "el holograma no se ve bien desde ciertos ángulos, por lo que hay que disponer de un espacio con unas condiciones adecuadas y, aún así, ciertas localidades laterales no se pueden vender por la mala visibilidad".
Al precio de esta compleja tecnología hay que sumar los derechos de autor porque, aunque el artista no cobre, sus herederos sí lo hacen.
También, "hay que contar con los gastos de una buena banda que acompañe en directo al holograma" porque, en opinión de Harrod, "la clave está en combinar la grabación del artista de renombre con la música en vivo para conseguir la energía del directo" que el cantante fallecido no puede ofrecer.
A pesar toda esta inversión previa, "los precios ya empiezan a ser asequibles" y "cada vez más promotoras de conciertos se interesan por esta posibilidad".
"Se están llenando teatros grandes, de 2.000 o 3.000 personas, con entradas a 30 y 70 euros, que son cantidades adecuadas para el promotor y para el espectador", según el promotor.
La empresa más activa en este terreno es la norteamericana Base Hologram, que además de Whitney Houston, Maria Callas, Roy Orbison y Buddy Holly, también ofrece un espectáculo inmersivo con hologramas de dinosaurios prehistóricos, a medio camino entre "Parque Jurásico", una película de miedo en 3D y una clase de ciencia.
La tecnología ofrece muchas posibilidades a la industria de la música y ya se han hecho los ensayos con realidad virtual para poder ver conciertos desde casa como si estuvieras allí, o participar como espectador en festivales musicales totalmente virtuales en los que puedes interactuar con los otros espectadores.
En el terreno de los hologramas también hay alternativas al espectro de artista muerto, como es el caso de Hatsune Miku, una estrella de pop virtual, que actuará el próximo 28 de enero en el Palau Sant Jordi de Barcelona.
Creada en Japón, Miku es una animación en 3D con el pelo azul neón y una energía prodigiosa, que teloneó a Lady Gaga durante su gira de 2014.
Como ya avanzó la serie "Black Mirror" en uno de sus capítulos futuristas, las estrellas musicales virtuales tienen muchas ventajas sobre los seres humanos, aunque da miedo imaginar hasta dónde se puede llegar.
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