Educación Especial en Cuba: Amor con amor se paga (+ Infografía)

Educación Especial en Cuba: Amor con amor se paga (+ Infografía)
Fecha de publicación: 
4 Enero 2020
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Este 4 de enero, cuando la Educación Especial en Cuba celebra su aniversario 58, vale la pena detener la mirada en los inicios y comparar con el presente. Solo así se comprende que el camino recorrido ha sido largo, y que en este quehacer han intervenido muchísimas personas e instituciones.
 
Más allá de las cifras que acompañan estas líneas, resulta importante reconocer la voluntad política del país que —al margen de carencias y dificultades— prioriza el cuidado de los niños, adolescentes y jóvenes con necesidades educativas especiales (NEE), asociadas o no a una discapacidad.
 
Se trata de una educación que —más allá de recursos (algunos especializados, como es el caso de las máquinas Braille para los escolares ciegos y débiles visuales)— requiere de la dedicación y comprensión de quienes trabajan en este tipo de institución, donde no solo son fundamentales los docentes de las asignaturas básicas, sino el total de trabajadores (dígase psicólogos, psicopedagogos, médicos, profesores de Educación Física, rehabilitadores, y personal de apoyo, por solo mencionar algunos), quienes permiten el funcionamiento y quehacer cotidiano de cada una de estas escuelas.

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Amor, comprensión y paciencia: requerimientos esenciales en la Educación Especial.

El hecho de que cada año más de mil alumnos con NEE continúen los estudios en la Educación Técnica y Profesional y una cifra similar se incorpore al empleo (son apenas dos ejemplos de los resultados) refleja el apoyo con que cuenta la Educación Especial.

Es cierto que detrás de cada una de las historias personales no solo se encuentra la escuela y todo su quehacer, sino las familias; padres y madres que, muchas veces, dejan a un lado profesiones y oficios para dedicarse por entero a sus hijos.

Cada mañana, desde cualquier rinconcito de La Habana —también en otras provincias— transitan varios ómnibus, que son los encargados de trasladar a los escolares hacia los centros y regresarlos a los hogares en horas de la tarde. Vale resaltar que, aun en períodos de escasez de combustible, estos recorridos se mantienen.

La EE en Cuba cuenta con instituciones, profesores (tanto de nivel medio como universitario), especialistas, medios de enseñanza, y otros recursos que la hacen viable. No obstante, cada vez se observa una disminución de las matrículas, debido a la detección temprana de las discapacidades y la rápida intervención, lo cual permite una mayor inclusión en los contextos regulares.

De esta manera, si en el año 2001 existían en el país 436 escuelas, en el 2019 se cuenta con cien menos, y las matrículas (en igual período) han descendido de 55 mil 53 educandos a 33 mil 639.

No obstante lo avanzado, todavía se presentan deficiencias, vinculadas con la preparación de los docentes (sobre todo de quienes no son universitarios); las limitaciones de recursos para garantizar la calificación laboral de los educandos, y el hecho de que no siempre las instituciones crean los espacios y propician las condiciones para la participación activa de los alumnos, con independencia de sus características y posibilidades.

Sin embargo, tales realidades no empañan los logros de la Educación Especial en Cuba, con una historia muy triste antes del triunfo de la Revolución, cuando solamente podían acceder a ella las personas con cierto nivel adquisitivo. Existían alrededor de 14 instituciones, las cuales atendían a unos 134 niños con deficiencias intelectuales, auditivas, visuales, y trastornos del lenguaje.

Desde el punto de vista de preparación, tampoco se contaba con criterios especializados en relación con esta enseñanza, sino que cada centro era regido por criterios pedagógicos personales de quienes los dirigían. En cambio, en la actualidad el 85,2% de los docentes frente a aula son universitarios, quienes egresan de los centros de Educación Superior con los conocimientos requeridos para la atención de estas necesidades educativas especiales.

Además de concebirla como una educación inclusiva e integradora, puede decirse, además, que está abierta a los saberes más modernos y actualizados, que permiten andar con pasos seguros en pos de una atención superior. Ello se pone de manifiesto en los simposios que a la Educación Especial se le dedica en el ámbito del Congreso Internacional de Pedagogía, que cada dos años tiene lugar en La Habana.

Hay que decir también que la EE no camina sola en este propósito de lograr el máximo desarrollo integral de las personas con necesidades educativas especiales asociadas o no a discapacidad, pues junto a ella transitan otras instituciones, como los ministerios de Salud Pública, Trabajo y Seguridad Social, Educación Superior, y el Instituto de Deportes, Educación Física y Recreación, sin los cuales no hubiera sido posible en la actualidad hablar de resultados que tributan al logro de justicia social y equidad, aspectos que tanto nos enorgullecen como cubanos.

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