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Desde fines del año pasado se ha hecho bien difícil adquirir los cilindros de gas licuado en los puntos de venta para los clientes con contratos. Las colas inmensas, la desorganizacion, los coleros cobrando increiblemente hasta mil pesos por un turno. Los comentarios son diversos, que el país no tiene dinero para comprar el gas, que se han robado miles de cilindros de los pintos de venta, que ya no se fabrican los cilindros porque a los proveedores de las piezas no se les paga y cientos de rumores más. Hay hasta quienes dicen que la orientación del gobierno es que no se informe a la población de las verdaderas causas del problema. A la grave y sostenida escasez de alimentos se añade la grave escasez también del principal combustible para cocinar del que dependen una gran parte de la población. Uno piensa que no se debe prestar mucha atención a los rumores pero ¿dónde está la información oficial sobre el problema? ¿Por qué no se explica con transparencia qué es lo que pasa con el gas licuado? Acaso nadie se percata que además de la escasez la falta de información oportuna y precisa incrementa la irritación y el malestar en el pueblo.