El miedo, arma de Trump para reelegirse
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Ya no es el repunte de la economía lo que esgrime principalmente el presidente Donald Trump para reelegirse en noviembre próximo, sino la explotación del miedo a una pandemia que pudo haber enfrentado si desde septiembre del pasado año hubiera tomado las medidas adecuadas.
Ahora, en vez de respaldar la campaña de confinamiento para evitar la propagación de la enfermedad, lanza sus huestes a las calles de los estados donde gobiernan sus contrincantes demócratas para pedir el levantamiento del aislamiento que ha logrado aislar a parte de la población, con el fin de preservar sus vidas.
Para Trump es más importante mantener las empresas funcionando y evitar el deterioro de la economía, que ya ha dejado sin trabajo a unas 22 millones de personas y obligado a otras muchas a hacer largas colas para recibir alimentos de organizaciones de caridad privadas, no estatales.
Tal como ha ocurrido para hacer que la cultura de las armas sea cada vez más intrínseca en la personalidad del norteamericano que teme por su integridad física, ahora echa denuestos contra sus opositores demócratas a quienes culpa de la caída de una economía que el esgrimía como su principal arma para la reelección.
Asimismo, la propaganda oficial trata de presentarlo como el único posible personaje para salvar del caos a Estados Unidos, en tanto relega propagandísticamente a sus adversarios, quienes aún no encuentran el camino para lograr una unidad que logre dar al traste con un personaje que constituye una desgracia interna y externa.
Lo cierto es que se agrava la situación por las contradicciones del mandatario, la no aplicación de medidas desde un principio para evitar la extensión de la enfermedad y la pérdida de tiempo, achacándole a China la introducción de lo que llamó “virus chino”, cuando incluso EE.UU. es sospechoso de ello en el gigante asiático, como ha hecho con otras naciones en diferentes épocas.
Para un votante avezado, plenamente informado, Donald Trump estaría eliminado en los próximos comicios presidenciales. Pero, lamentablemente, aquellos que se de deciden a votar, generalmente la mitad de los posibles, se mueven más por campañas que, como dicen los asiáticos, hacen ver lo blanco, negro, y viceversa.
De ahí que, y vuelvo sobre el tema, su principal continente, debe tomar lo mejor de los programas de los otros candidatos no electos.
Al parecer, Joe Biden, ex vicepresidente durante el gobierno de Barack Obama, será quien se enfrente a Trump. La retirada de Bernie Sanders, quien lo considera su amigo, lo benefició y marca aspectos de contenido social en lo que es su campaña electoral.
Dar un triunfador, nadie se atreve. Con dos dedos de frente cualquiera echaría a Trump en el cesto de la basura, pero habría que ver hasta donde los intereses de quienes gobiernan realmente en Estados Unidos lo aceptarían.
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Rdiaz
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