Chocolat, el esclavo cubano que triunfó como payaso en Francia (FOTOS)

El 28 de marzo de 1896 el semanario francés ‘Le rire’ incluía en la contraportada del número 73 una litografía realizada por el artista Toulouse-Lautrec y que titulaba ‘Chocolat dansant dans un bar’. La mencionada ilustración representaba a un joven de color bailando en el ‘Irish and American Bar’ situado en el número 33 de la rue Royale de París, un lugar que se había puesto de moda entre los asiduos a los ambientes bohemios de la capital francesa.

Chocolat era el nombre artístico de Rafael Padilla, quien por esa época contaba con 28 años de edad y llevaba una década dedicándose al oficio de payaso en los espectáculos más importantes de París, además de codearse con los personajes más pintorescos e influyentes de la Ciudad de la Luz.

Pero no siempre había sido así. Antes de dedicarse al honorable oficio de hacer reír a los demás, Rafael Padilla había vivido un gran número de penurias que comenzaron siendo un niño en sus Cuba natal.

Sus progenitores eran dos africanos que habían sido llevados a la isla caribeña como esclavos, en la época en que Cuba todavía pertenecía como colonia a España. Cuando contaba diez años de edad, Rafael fue vendido en el puerto de La Habana a un ‘indiano’ de origen vasco llamado Patricio del Castaño, quien se llevó al muchacho hasta Vizcaya para que trabajase como esclavo para su familia.

Pero el trato que recibió el pequeño Rafael en su nuevo destino fue frecuentemente vejatorio (según consta en su biografía, en más de una ocasión intentaron ‘blanquearlo’ lavándolo con un cepillo para caballos) por lo que decidió escapar y comenzar una nueva vida, viéndose obligado a vagar por las calles de Bilbao cuando apenas tenía catorce años.

Y fue intentando ganarse la vida haciendo de artista callejero cuando conoció al británico Tony Grice, uno de los payasos relevantes de la época que estaba actuando en Bilbao. Vio en el muchacho madera de artista y lo tomó como ayudante para sus espectáculos de Crown.

La gira los llevó en 1886 hasta París, causando sensación debido a que fue el primer artista circense de color en los escenarios de Francia y fue allí, ya bautizado como ‘Chocolat’, donde recibió una interesante oferta para actuar en solitario a partir de 1888.

Se convirtió en una de las grandes estrellas de circo y conoció a Marie Hecquet de quien se enamoró perdidamente y con quien se casó en 1895 (fue un escándalo para la época, pues formaron una inusual pareja mixta además de que Marie se divorció para unirse a él).