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especiales
Estimado:
Le sugiero, con todo respeto, que comparta en su visión la idea que propone, al final de su intervención. Muchos, "informados" por las redes sociales y los medios hegemónicos, se han ido con la primera bola, y han creido incluso lo de los niños judíos degollados, que ya hoy hasta la CNN está admitiendo que fue una fake news. Alguien acertadamente dijo que, en la guerra, la primera víctima es la verdad. Pero como se también acertadamente recuerda, en esta y muchas otras guerras que ha iniciado, directa o solapadamente, el Imperio, ya han matado la verdad y nos han fabricado una alternativa que justifique ante nuestros ojos la guerra, en la que el agredido será siempre el culpable, de traición, de alevosía, de genocidio, de fabricar armamentos letales o prohibidos, en fin, de amenazar o al menos rozar los intereses del gran capital; y en esa conflagración, logran que participe a al menos le dé el visto bueno las Naciones Unidas. En este conflicto palestino, el único «mérito» de Naciones Unidas ocurrió en 1947 cuando, por la Resolución que conocemos, ¨aprueba¨ la creación de dos estados en el territorio de Palestina, para darles a los judíos, dispersos por el mundo desde el primer siglo de nuestra era y víctimas del fascismo alemán en los territorios bajo la égida hitleriana, una tierra, que coincidiera con sus aspiraciones ancestrales, en lo fundamental de corte religioso. Alguien apropiadamente rememora que no se les ocurrió a la ONU «regalar» un territorio a otras nacionalidades o grupos étnicos, como los kurdos, o los gitanos, igualmente en diáspora por el ancho mundo, pero con un grave hándicap, no tienen un kilo. Se exige, no sólo por el acatamiento de lo establecido en la Resolución de la ONU, sino por el retorno a la situación anterior a 1967, incluidas las fronteras que conformaban el llamado Estado de Palestina, previo a la «guerra de los seis días». Ese es el punto principal de cualquier solución al conflicto.
En todo este tiempo, la estrategia de Israel ha sido ocupar por la fuerza, colonizar y luego refrendar y lograr el reconocimiento del hecho consumado. Después, los países occidentales, con EUA a la cabeza y su derecho al veto, logran que la ONU ignore el problema, y pase la página. A la par, la pérdida paulatina del ideario nacionalista y unitario de los países árabes y el puntillazo, el disenso entre los propios palestinos.
En fin, el problema es de larga data, y aunque tiene un fuerte componente religioso, no es exactamente un conflicto de religiones. Piense usted, hay más de un centenar de religiones en el mundo, cada una con sus derivaciones, con concepciones y divergencias, puede que haya conflictos, pero no guerras entre ellas. Ahora, si median otros intereses, internos y sobre todo externos, mega recursos financieros, una región superestratégica, con materiales y recursos naturales, sea el petóleo, el litio u otro, habrán conflictos tensionantes que irán de una guerra en otra.
energetico@blauvaradero.tur.cu
October 17, 2023 11:24 am
Juan Carlos Subiaut Suárez