Ventana mundialista de baloncesto: El trecho por recorrer de conjunto
especiales
¿Que nuestros basquetbolistas han experimentado crecimiento en el orden individual? Es cierto. ¿Que los contratos en Ligas extranjeras han contribuido a su desarrollo técnico y a la adquisición de una visión más profunda? También lo es. Como también el hecho de que queda aún bastante camino por recorrer de conjunto para aspirar a tutearnos con la élite de la región.
La noche de jueves, ante una afición sedienta de triunfo y eufórica, congregada en el coliseo de la Ciudad Deportiva, a imagen y semejanza del Centrobasket de 1999, o las añoradas Ligas Mundiales de voleibol, los nuestros no pudieron hallar la fórmula del triunfo ante México, en su tercera incursión en la Ventana Mundialista de las Américas rumbo a la Copa Mundial de 2023, partido en el cual sucumbieron 82-72 (16-16, 23-21, 28-17, 18-15).
De esa forma, los comandados por Eduardo Moya acumulan su tercer revés en igual número de presentaciones, para ocupar el sótano del apartado D de la competición, el cual precisamente comandan los aztecas (3-0).
Y digo sucumbieron o fueron incapaces de hallar la fórmula porque, si bien mostraron destellos de calidad individual y capacidad resolutiva por momentos, les faltó una vez más ese empaste de conjunto, fundamentalmente hacia la segunda mitad del partido, donde afloraron las carencias de juego de conjunto, poco kilometraje, team work limitado, a lo que se añade el hecho de estar pasando nuestro plantel por una transición generacional, en alguna medida.
En clave de números
Una mirada a las estadísticas colectivas del partido arroja que estuvimos en presencia de un choque bastante parejo, en el cual los aztecas tiraron para 46.9% de campo por 42.4 los nuestros; también estuvieron mejor los visitantes en tiros de dos, con 54.1 versus 44.7%; en tanto más allá del perímetro los nuestros lo hicieron un poquito mejor con 38.1 por 37 puntos porcentuales de los mexicanos, amén de que siete de sus diez triples se produjeron en la segunda mitad del desafío.
Como también en los tiros libres, donde evidenciaron relación de 73.7-70.6% favorable a los anfitriones, balanza inclinada a nuestro favor igualmente en los rebotes, gracias a un 38-32.
Ahora bien, ¿dónde estuvieron las brechas en materia estadística? En los puntos en la pintura, dominados ampliamente 32-20 por los discípulos de Omar Quintero; así como también en las pérdidas de balón, avalados por un 12-17 halagüeño.
Individualmente, y pese a repartir su ofensiva entre un quinteto de efectivos con dobles dígitos, sobresalió por los vencedores su segundo base Orlando Méndez, dueño de una eficiencia de +20 créditos, los cuales justificó con 19 puntos, tres rebotes y otras tantas asistencias, y cuatro robos. Mientras, por la armada de casa, Jasiel Rivero hizo honor a su condición de hombre inspiración del elenco, y pese a no estar en su mejor noche, compiló para +18, producto de 13 cartones, nueve tableros, trío de asistencias y otro de recuperaciones de esférica.
El análisis
Hay varias cuestiones que me gustaría subrayar, más allá de la mirada simple a las estadísticas:
1- El equipo Cuba, si bien tuvo destellos de poder estar al nivel de sus rivales, e incluso pelear de costa a costa el encuentro, careció de concentración y acierto en los momentos claves de cada cuarto. Nuevamente afloró la debilidad en el accionar hacia los finales de período, fundamentalmente en el tercer parcial, producto de mala rotación del esférico, carencia de variantes ofensivas, e incapacidad para hacer llegar el balón a Jasiel y Mensiá en la pintura, y que estos intentaran atacar sobre Daniel Amigo para meterlo en faltas y frenar su rendimiento en ambos costados.
Eso desde el punto de vista ofensivo, porque en defensa, en la primera mitad caímos en el pantano de las jugadas de pick and roll planteadas por los visitantes como principal recurso, con Amigo precisamente casi siempre como protagonista, acompañado de la pericia de Stoll, Méndez o Girón en la conducción y pases filtrados tras la cortina.
Los nuestros llegaban tarde a las ayudas, se quedaban enlodados en los cambios de marca para frenar el avance de los internos contrarios al canasto, y como consecuencia, sucumbieron ante una de las acciones tan básica como efectiva dentro de los planteamientos del básquet contemporáneo.
2- En la segunda mitad, si bien el principio de partida fue el mismo, y ya con los jugadores antillanos acusando algo de desgaste físico, el plan táctico de México cambió, asumiendo el protagonismo los perimetrales, que casi siempre recibieron el balón abiertos tras las cortinas para encestarnos triples que se antojaron dagas y abrieron el marcador.
3- Cuba empleó cinco defensas organizadores, precisamente en busca de mantener piernas frescas, aprovechar la velocidad y explosividad de los jugadores jóvenes de dicha posición, y realizar una mejor faena defensiva, algo que solo consiguieron cuando decidieron meter presión a toda cancha en defensa hacia los cinco minutos finales del partido, y provocaron algunas imprecisiones en el cuadro azteca. Pero el mal ya estaba hecho.
4- Hay un elemento nada despreciable, y es el hecho de que jugar frente a tu afición puede antojarse un arma de doble filo, perder el enfoque, traicionarte los nervios y comenzar a tomar decisiones desacertadas, a lo que se añade que los actuales miembros del equipo necesitan mucho más tiempo de trabajo de conjunto, diversificar variantes de ataque y defensa, y lograr esa empatía que solo dan el juego y las horas de unión, kilometraje y partidos de interés.
5- El factor clutch, del cual adolecemos casi en su totalidad. Y hablamos de ese hombre con un nivel de autoconfianza por las nubes, que pida la esférica en los momentos de tensión al límite. Que anote y devuelva la tranquilidad al plantel en una situación determinada.
Este jueves no fue Jasiel ese elegido en toda su dimensión; como tampoco Karel Guzmán, quien abandonó el partido con una lesión muscular; o Mensiá, quien redondea el tridente de mayor empuje en las huestes de la Mayor de las Antillas; y a quienes me gustaría sumar por mérito propio: al portento de 18 años Marcos Chacón, y al debutante Tito Sigfredo Casero.
6- Otros elementos a tener en cuenta, de cara al duelo dominical con Puerto Rico, al cual debemos derrotar por más de una decena de cartones para mantenernos con vida en nuestra llave, serían apretar en defensa, los cambios de gardeo, y aprovechar mejor las jugadas en transición al ataque.
Todo eso pudo haberlo ejecutado la tropa de Eduardo Moya, pero como bien este remarcó: «la concentración les falló. La afición los abrumó, cometiendo errores en el planteamiento. Jugaron con mucho corazón, pero les faltó algo de profesionalidad y cerebro».
Baloncesto a la carta, junto con el sueño de asistir a la Copa Mundial 2023, al menos este jueves, diluido. Confiemos si de cara al domingo el «¡Cuba! ¡Cuba!» se vitorea con todas las fuerzas, en señal de triunfo.
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Ramon
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