Telenovela cubana: La violación de Lía
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La escena más comentada en las redes sociales de la telenovela El rostro de los días ha sido la de la violación de Lía por la pareja de su madre. En su propia casa, en su propia habitación, en su propia cama.
Enseguida el asunto se hizo tendencia. Y ahora, para mayor énfasis, la adolescente dice que está embarazada.
Pocas veces la telenovela cubana ha recreado un conflicto tan «escabroso». Y algunos creen que no le tocaría a un melodrama televisivo ocuparse de esos temas.
No pensamos así: la telenovela puede ocuparse de todo lo humano. La cuestión no es el qué, sino el cómo.
La progresión dramática de este núcleo ha tenido una lógica coherente, los personajes están bien construidos, el abordaje ha sido cuidadoso.
No fuimos testigos de un regodeo morboso, de un realismo sucio y descarnado. Esa escena no traicionó las reglas del género.
Pero sí puso (y eso es vital) el dedo sobre la llaga. Porque eso que sucedió en la telenovela sucede. Y muchas, muchísimas veces, sucede sin que se enteren los que deberían enterarse (como en la telenovela), porque hay una carga muy grande de miedos y prejuicios.
El rostro de los días ha hecho una contribución. Ojalá que ayude a hacer más diáfano y eficaz el debate sobre la incidencia de estos delitos sexuales, sobre la manera de enfrentarlos, castigar a los culpables y ayudar a las víctimas.
El silencio oculta, disimula, minimiza.
Nos parece saludable que se discuta sobre la forma en que la telenovela lo está abordando. Y muchas opiniones divergentes tienen argumentos atendibles.
Ciertamente, Lía tiene ante sí muchas posibilidades, y buena parte de ellas implicarían no bajar la cabeza, hablar con su madre, pedir ayuda, no aceptar un embarazo indeseado, no ceder ante el chantaje, empoderarse.
Serían muchos los caminos.
Pero nos parece que los creadores de la telenovela tienen el derecho de plantear sus propias soluciones, por más polémicas que resulten: más importante es poner luz sobre zonas umbrosas del contexto. Que la gente hable, a favor o en contra, pero que hable.
Sin olvidar, claro, el alcance y la naturaleza misma del género.
Telenovela y realidad
Y habría que hablar de la relación de la telenovela en general, y de esta en específico, con eso que llamamos «la realidad».
La realidad es un entramado demasiado complejo: es imposible abordarla en su integralidad. Hay que escoger, hay que jerarquizar, hay que definir un punto de vista.
Eso ha hecho El rostro de los días. No es, ni podría ser, ni tendría que ser una recreación total del contexto. Aquí se habla, principalmente, de la familia, de la maternidad, de la paternidad…
La profundidad de ese acercamiento es otra cosa. A algunos puede que les parezca epidérmico o forzado. La historia de Aurora y el abandono de su hija en un hospital, por ejemplo, es un tanto insólita.
Pero nos parece que, en sentido general, se está honrando un género. La telenovela tiene sus códigos. No se puede hacer periodismo en una telenovela.
Hay que respetar el punto de vista de los creadores. Lo que nos ofrecen es una propuesta, no palabra divina inapelable. El arte no refleja, el arte recrea.
Nos posicionamos ante esa recreación, la compartimos o no la compartimos. Pero no cuestionamos el derecho de un creador a escoger la parte de esa realidad que decida recrear.
De cualquier forma, la telenovela puede permitirse cierta suspensión de la credibilidad, en pos de su propia lógica, atendiendo la verosimilitud del planteamiento.
Habla de lo posible, no de lo probable.
Un hogar materno como el que se propone aquí (para hablar de otra de las polémicas en las redes) es posible. Y si no existe, podría y debería existir.
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