Otra maniobra inaceptable
especiales
Un pequeño grupo de individuos de distinta procedencia, de disímiles resultados profesionales, la mayoría residentes fuera de Cuba, se arroga el papel de representante de toda la comunidad intelectual cubana, de millones de personas que hablamos alto y claro por nosotros mismos.
La Joven Cuba les sirve de vocero, pues “recibió casualmente” su texto.
En el panfleto de turno, titulado “Manifiesto contra el silencio, por la justicia”, se responsabiliza al gobierno revolucionario con todos los problemas de Cuba y se ataca con particular saña a las instituciones de la justicia. Como hacen el gobierno de los EEUU y sus voceros en el mundo, bien pagados por ese mismo gobierno y por el mercado de la desinformación, se singulariza a este país, pequeño y acosado, y se pretende manipular a sus profesionales.
Se omite la existencia del bloqueo y la agresión externa.
En una falsificación condensada en pocas líneas, sin una pizca de análisis serio, los disturbios del 11 y el 12 de julio son presentados exclusivamente como un hecho político, manipulados con una solidaridad hipócrita con los sectores más humildes y de ellos se excluyen, por arte de magia, los actos de vandalismo, agresión física a ciudadanos y autoridades y, sobre todo, cualquier conexión con la maquinaria agresiva mediática dirigida contra Cuba y su pueblo.
El núcleo duro de la mentira es obvio: ignorar la respuesta popular a los incidentes del pasado verano y desconocer las acciones que viene realizando el gobierno cubano en favor de los sectores más necesitados. Es probable que esto último, junto al diálogo sistemático de la dirección de la revolución con amplísimos sectores sociales, cada vez más notable, en medio de la desinformación sobre Cuba, sean las verdaderas razones de esta nueva provocación.
Los intelectuales cubanos nos oponemos a que se hable en nuestro nombre para promover, con burdas mentiras, la agresión a la independencia de Cuba y a nuestros sueños de justicia y libertad plenas. Podemos discutir cualquier opinión sobre nuestra realidad, y así lo hacemos, con total libertad. Pero no aceptamos la maniobra de utilizar justas preocupaciones para servir de instrumento a los enemigos de la Patria. A estos no les interesan los humildes, ni pretenden en modo alguno resolver los problemas que afectan sus condiciones de vida material y espiritual.
La criminalización de nuestras instituciones se articula con el discurso de los promotores del odio entre cubanos, funcional a la agresión exterior; del odio que los firmantes del panfleto dicen repudiar. No la aceptamos.
Estamos dispuestos a continuar trabajando por el bienestar de nuestro pueblo y a ser cada día más críticos con todo lo que lo impida. Condenamos, por ello, toda intromisión externa en nuestros asuntos, todo ataque a nuestra soberanía.
Secretariado de la UNEAC
Presidencia de la Asociación Hermanos Saíz
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Araya de Loreto
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