Ojalá el gustazo no nos cueste un trancazo  

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Ojalá el gustazo no nos cueste un trancazo  
Fecha de publicación: 
2 Noviembre 2021
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Foto principal y del cuerpo del comentario: Tomadas de Internet. Video de la marioneta: De la autora.

Con menos estrés y tristeza pandémica se respira el aire en Cuba, en este caso, la capital, al caminar por sus calles, las principales avenidas, el malecón, habanero, la Habana Vieja. Restaurantes y cafeterías reabiertos con cientos de camareros y chef que recuperan sus rutinas de trabajo, sus ingresos, sus planes de vida. Es también la oportunidad para que dos personas se sientan en un rinconcito privado y encantador para conocerse un poco más.

En el parque del barrio los niños salen desde bien temprano alborotados a jugar, socializar, reír, gritar, recrearse con cuentos de su cuarentena y de la imaginación que tanto tiempo tuvieron en casa para soñar. El silencio sólo ocupa la hora de almuerzo, para después darle con todas sus energías al balón de fútbol, al bate, a las pencas de la mata de coco para deslizarse por la misma acera, árbol que apenas le quedan ramas y frutos.

Como nunca antes visto la playa se abarrotó en pleno octubre. Quién viera en ese mes tantas familias, incluso con sus mascotas, disfrutando del sol, la suavidad de la arena, lo cristalino y azulado del agua. Cuando se levantaron las prohibiciones para ir a nuestro oasis caribeño, al tacto y la vista se parecía tocar un suelo virgen, limpio, libre de la contaminación humana, latas, vasos, jabas de nylon, cartón, una playa nunca antes descubierta por el hombre.

Entre máscaras, bocinas y grupos de jóvenes se colmó este último sábado de octubre la calle G, desde 23 hasta casi llegando al Malecón, ya que la salpicadura de las olas por la llegada de un frente frío del 2021 impedía a los capitalinos disfrutar de ese entorno, sin embargo, el Halloween cubano no le temió ni al aire, la oscuridad y llovizna de bien tarde en la noche. Tampoco a la pena de hacer el ridículo, entre un grupo haber uno o dos pintoreteados.

Y bajar por Obispo en pleno mediodía, entre el calor de la hora, el tumulto de esquina en esquina por las agotadoras e interminables colas que han caracterizado a esta pandemia, la vocinglería peculiar de nosotros, más si es por la compra del pollo, pero, en una calle como en otra, el silencio y el ingenio artístico se apoderan de sus espectadores, la curiosidad de los niños, la magia entre las magias, de apreciar una marioneta pintar entre acuarelas e hilos.

Sin tanta agonía y con menos tristeza hablamos al principio, pues estamos viviendo un gran alivio como si fuera el regreso a la normalidad, aunque no lo es aún, puesto que la Covid-19 sigue presente. Ello quiere decir que, si bien los números de enfermos y fallecidos bajaron significativamente a nivel nacional, no es momento para descuidarnos, y es de aclarar que ya muchos inconsciente y consciente lo hacen, subestimando al nasobuco y las medidas higiénicas.

La percepción de riesgo no es un comportamiento estático, más bien, varía en dependencia del contexto y la vida propia de cada ser, sin embargo, bien preocupante es ver hoy día por fotos y videos en las redes sociales y estados de WhatsApp grandes tumultos en espacios nocturnos y climatizados, cantando y bailando, sin distanciamiento ni nasobuco, y no porque estén fumando ni tomándose un trago. Dónde está y qué hace ese jefe de turno, y el inspector, se quedó dormido.

La preocupación de muchos de que vuelva a pasar lo mismo del año pasado cuando se tuvo que cerrar corriendo pues los casos iban hacia arriba sin control no es cosa solo de hipocondriacos y pesimistas, es una posibilidad real que puede acercarse con toda esta reapertura y el aumento de los viajes, más cuando se ve indiferencia e irresponsabilidad a simple vista por cualquier lado, un futuro por el cual muchos deberían recapacitar.

Comentarios

Soy médico Especialista de 1er Grado en Medicina Interna y estuve trabajando en el combate a la Covid19 desde Abril del pasado año y entiendo sus palabras , la vida debe continuar pero ojalá las personas comprendan y apliquen su mensaje .
Y se le quedaron por mencionar los turistas rusos que andan por los alrededores del Habana Libre sin nasobuco como si nada pasara, eso es màs peligroso
no solo nosotros

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