ENTREVISTA: Ni una Lía más en la vida real
especiales

Fragmento de la Telenovela El rostro de los días.
El conflicto principal de la telenovela cubana de turno, El rostro de los días, ha quedado últimamente en un segundo plano. A nadie le interesa tanto qué pasará en las vidas de los protagonistas Mariana y Fabián, cómo de qué manera resolverá el guión la dura situación que vive Lía, una adolescente de 14 años que ha sido violada por su padrastro.
Desde la más humana y natural sensibilización, hasta el absurdo que borra los límites entre la realidad y la ficción, han viajado las emociones, preocupaciones y comentarios de cubanos y cubanas en la sala de la casa, la calle o las redes sociales.
¿Sucede en la vida real? ¿Cuánto se ha acercado el dramatizado a las maneras en que suelen darse estos dolorosos eventos? ¿Qué hacer para mantener a nuestras niñas y niños a salvo? Si una virtud habrá que reconocerle a este dramatizado será haber puesto sobre el tapete un tema incómodo, difícil, pero mucho más presente en la vida cotidiana de lo que imaginamos y quisiéramos: el abuso sexual a menores.
Así lo observa Roxanne Castellanos, Dra en Psicología y Directora del Centro de Orientación y Ayuda Psicológica (COAP), adscrito a la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana:
“Así mismo lo veo, lamentablemente, en muchas situaciones. La novela te pone un primer momento, que es muy importante, en que la muchacha intenta hablar con su mamá de lo que le está pasando y que la mamá devalúa, desvirtúa ese primer llamado de ayuda, de alerta por parte de la hija. Así pasa en muchas ocasiones. Incluso puede ser que la mamá no solo le quite importancia al asunto, sino que le agregue juicios. Ahí incluso hay un tema a debate muy importante en cuanto a la protección a las niñas y las adolescentes, porque hay determinados estereotipos que de alguna manera hacen ver como que eso pasa porque la niña o la adolescente lo provocó, que cómo se viste, que si le hace caritas, que no es tan niña, que ya sabe lo que está haciendo y a veces esas cosas las dice incluso la mamá, que es el peor de los escenarios posibles, porque si la mamá hace eso, ya la adolescente la niña, no tiene la más mínima confianza ni posibilidad de seguir por ahí en la búsqueda de denuncia y ayuda”.
Y el hecho de que sea el padrastro el violador, incluso un padrastro menor que la madre ¿no genera o refuerza un estereotipo que puede ir en contra de las madres que intentan reconstruir su proyecto de vida?
“Aunque hemos atendido casos de padrastros, pero hasta de padres y hermanos mayores, creo que es una alerta muy oportuna acerca de la selección de pareja y la convivencia con los hijos, eso sí me parece buenísimo, porque lo veo mucho en consulta. Es por ahí por donde veo la parte acertada, el hecho de que la gente escoja y, sobre todo, escoja el momento para la convivencia, ponga dentro de la convivencia los límites y que nunca haya excesos de confianza.
“Y eso es lo que te están poniendo, porque ella buscó un primer momento de dar las pistas de lo que estaba pasando, de ahí en adelante, fíjate que ella dice todo el tiempo que tiene miedo de cómo lo va a enfrentar su mamá. De hecho, hasta donde puede manejarlo como que son “frescuras”, extralimitaciones del padrastro, ella tiene incluso la preocupación acerca de la felicidad de su mamá y de no interferir en eso. Pero luego de que él va más allá y la está violentando, abusando, la preocupación es acerca de que le crean o que no le crean y lo que se puede generar a partir de ahí”.
¿Entonces la actitud de Irma, madre de Lía, tampoco está fuera de lo que suele ocurrir?
Generalmente esto uno lo ve en relaciones más distantes, más frías entre madre e hija, aquí no nos presentan una mamá desentendida de la hija, pero yo lo veo acertado desde el punto de vista de que, incluso en una buena relación madre- hija, puede pasar si no estamos alertas, si no tenemos las luces puestas sobre esas cuestiones”.
Como madres o padres ¿qué podemos hacer para evitar estas situaciones?
“Lo primero para evitar que pase es la preparación de los niños, que tiene que ver con el tema del abuso sexual. Aunque la novela está poniendo más que abuso, porque la violación va más allá de lo que es la figura del abuso lascivo en el derecho, lo primero es la cultura de que el niño sepa cuidar de su cuerpo desde los cuatro o cinco años, que el niño tenga autonomía y sepa que nadie tiene derecho a usar su cuerpo, ni mostrarle nada, ni invitarlo a ningún tipo de secreto que tenga que ver con sus genitales ni con nada, explicarles que no hay ningún secreto bueno con un niño más grande o un adulto que le está haciendo proposiciones de este tipo.
“Todo lo que tiene que ver con la prevención del abuso es lo número uno. Lo número cero es la comunicación entre padres e hijos, porque en el supuesto suceso de que pase algo como esto, algo menos grave, o algo más grave de lo que está ocurriendo en la novela, un gran peligro es esta situación de cierre de un niño o una niña al no tener para donde virarse y esto es importantísimo, porque además de la posibilidad de pararlo a tiempo, es la variable que más pesa en la recuperación del que ya lo vivió: una variable esencial es que pueda contar con familiares, en este caso debió ser su madre, que apoyen incondicionalmente, que desde el principio diga: te creo y vaya a por todas para ayudar.
“Y lo otro es lo que decía al principio. Cada persona tiene derecho a hacer sus proyectos de vida, pero cuando uno tiene hijos los proyectos de vida tienen que ser sensatamente manejados, es decir, yo tengo que saber a quién meto en mi casa, cómo establezco la convivencia, qué límites determino, qué derechos le doy a la persona que no es padre de mis hijos, hay muchas personas que exigen que les digan papá, que les tengan confianza y nada de eso procede, a menos que realmente la vida familiar haya evolucionado al punto de que el niño espontáneamente gane esa confianza, pero no debe haber ninguna exigencia de ese tipo”.
Nos decías que en la telenovela René va de abusador a violador ¿nos comentas un poco más sobre las diferencias entre estos comportamientos?
“El perfil del violador y el perfil del abusador no es el mismo y aquí lo mezclaron. Normalmente la persona se despacha en todo tipo de situaciones de abuso sin llegar a una violación, porque, en primer lugar, la violación se va a dar a conocer enseguida, porque incluso sin estar embarazada, deja huellas físicas. Para el abusador sexual su satisfacción es tener una presa y realizar acciones como ponerlo a ver pornografía, establecer conversaciones bien gráficas sobre temas de sexo, tocar al niño, mirarlo, es un delito muy difícil de probar incluso porque no deja huellas, el violador es otro tipo de funcionamiento, pierde completamente el control.
"El abusador generalmente busca una relación de abuso sostenida, identifica a la víctima y si le sirve puede mantener eso, “generalmente hay un vínculo afectivo, suele ser una persona que el niño cree que lo debe cuidar, por tanto hay un doble lazo ahí de que “la persona que me debe cuidar me hace esto”, por tanto, durante mucho tiempo el niño puede estar confundido respecto a si eso es bueno o es malo, incluso puede activar sus zonas erógenas y estársela pasando bien también, es muy complicado, pero también puede durar mucho tiempo y acaba con la subjetividad de ese niño que va pasando por diferentes etapas".
¿Cuál de estos delitos es más frecuente en el ámbito familiar?
"En Cuba lo que predomina es el abuso, más que las violaciones. El abuso en el ámbito familiar ocurre mucho más de lo que se habla. La primera alerta importante es que a cualquiera le puede pasar, yo lo he visto en familias con muy buen funcionamiento y ha sucedido, esa es una primera alerta que tiene que tener la población, ahora, dentro de que a cualquiera le pasa, le pasa más a personas con excesos de confianza, lo mismo en una pareja que en la vecina que me cuidaba a los niños, es decir, es como ver venir una situación como esa y te diría que también hay un factor de riesgo en familias muy extensas conviviendo y donde sucede una suerte de negligencia por omisión, es decir, no se está pendiente, con el ojo arriba de los niños, que no exista una buena comunicación, relaciones distantes, todos esos son factores de riesgo".
Por supuesto que aún nos quedamos con muchas preguntas que solo responderemos según transcurran los capítulos en “El rostro de los días”: ¿Tendrá Lía que llevar a término ese embarazo resultado de una violación? ¿La mamá le creerá finalmente? ¿René recibirá el juicio y la sanción que merece? Ojalá que el interés trascienda al capítulo final y el debate contribuya ciertamente a que no haya ni una Lía más en la vida real.
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