El peligro de las fake news
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Las fake news o falsas noticias representan una amenaza para la sociedad contemporánea. Saber detectarlas es fundamental para evitar ser víctimas de la manipulación.
Si bien el fenómeno está muy asociado a internet y las redes sociales digitales, en realidad las fake news, sus objetivos y sus consecuencias no pertenecen exclusivamente a los tiempos actuales. La historia de la civilización humana da cuenta del empleo de disímiles estrategias de desinformación.
Basta recordar la tristemente célebre labor de Joseph Goebbels al frente de la propaganda y la comunicación del fascismo alemán, a consecuencia de la cual gran parte de la población alemana fue persuadida a favor del régimen nazi.
En Cuba, poco después del triunfo de la Revolución, la difusión de noticias falsas en torno al proceso político que iniciaba tuvo repercusiones concretas. Tal fue el caso del rumor acerca de la pérdida de la patria potestad sobre los menores de edad, inculcado intencionalmente por elementos reaccionarios de la Iglesia Católica y dependencias del gobierno estadounidense. Como resultado, miles de niños fueron separados de sus familias y llevados a Estados Unidos.
¿Con qué objetivo se lanzan las fake news? Al tratarse de publicaciones falsas que intencionalmente parecen ciertas, su finalidad puede estar relacionada con intereses económicos o político-ideológicos. Es decir, las noticias falsas pueden estar orientadas a la generación de tráfico en la web con fines comerciales, o a la adopción o reforzamiento de determinadas posiciones respecto a sucesos en el ámbito de la política.
Las fake news persiguen la legitimación de un discurso previamente definido. Su difusión es más probable en coyunturas sociales en las que las opiniones están altamente polarizadas. En esa dirección, teóricos de la Comunicación han concluido que estas pueden dirigir a los ciudadanos hacia formas extremas de pensamiento.
A su vez, una investigación sobre noticias falsas y desinformación, llevada a cabo por la Comisión Europea, dictaminó que “dos terceras partes de los consumidores de noticias en línea prefieren acceder a ellas a través de plataformas que funcionan con algoritmos (…) así como por medio de las redes sociales”. En abril de 2018, tras dicho estudio, la Comisión Europea las catalogó como un peligro para el desarrollo de la vida democrática y propuso un Código de Buenas Prácticas para toda la Unión.
En efecto, las redes sociales digitales pueden actuar como catalizadoras del impacto de las fake news, sobre todo entre usuarios pasivos que se abstienen de verificar, realizar búsquedas intencionadas, y que solo se somenten a fuentes de información tendentes a reforzar sus creencias.
Para contener el peligro que representan las fake news no basta con esclarecer puntualmente cada una. Varios estudiosos del tema coinciden en que es imprescindible la alfabetización en el ámbito infocomunicacional, así como formar lectores más críticos y consumidores de fuentes diversas.
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Susana Vargas
Eliseo
Ikitaro
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