Andrada explicó que el convite a Rousseff fue decidido tras largas negociaciones y “buscando no generar ninguna polémica, la situación es bastante confusa, tenemos que actuar con sentido común y elegancia” .

“Dilma se ubicará junto a los expresidentes brasileños aunque estamos totalmente conscientes de que ella no es, técnicamente, una expresidenta”, precisó Andrada.

La definición del protocolo para la ceremonia en el Estadio Maracaná el 5 de agosto indica que Rousseff estará en una bandeja inferior y Temer en la superior, al lado del titular del Comité Olímpico Internacional Thomas Bach y decenas de jefes de Estado.

Televisada a miles de millones de televidentes, la apertura de los Juegos de Río, los segundos que se realizan en América Latina, será un evento muy importante en el contexto de la guerra política entre Rousseff y su exvicepresidente y ahora mandatario Temer.

Es tal la importancia del tema que el propio Temer conversó sobre el mismo con Bach durante su última visita a Rio de Janeiro.

La prensa internacional reseñó que Temer no quería que Dilma fuera al Maracaná porque entendía que así se iba a desmerecer su figura, pues aparecerá como un presidente sin plenos poderes dado que Rousseff lo acusa de traidor y golpista.