La felicidad está en nosotros
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¿Es una utopía ser feliz? ¿Existe alguna fórmula mágica para conseguir la felicidad? Vamos por parte, y aclaremos primero, ¿qué es la felicidad?. Según Wikipedia es un estado emocional que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada. Suele ir aparejada a una condición interna o subjetiva de satisfacción y alegría.
El principio del placer
Para el Sigmund Freud, el fundador del psicoanálisis, el centro del problema consiste en el principio del placer por el que debe regirse toda la conducta humana y todas las operaciones del aparato psíquico. De esta manera, la felicidad dependerá principalmente, en evitar el dolor y el sufrimiento. Para esto propone diversos métodos de protección: contra los seres humanos, contra el temible mundo exterior y contra el sufrimiento de nuestro organismo.
Dentro de sus métodos podemos encontrar el químico, que produce temporalmente sensaciones placenteras, el de las instancias psíquicas superiores, que consiste en utilizar el intelecto como vía para alejar la frustración que viene del mundo exterior (característico de los artistas, intelectuales) y el amor sexual como método para alcanzar el placer.
En resumen, la felicidad, según Freud, depende de la suma de la satisfacción real que pueda esperar una persona del mundo exterior y de la medida en que se incline a independizarse de éste; también de la fuerza que se atribuya a sí mismo para modificarlo según sus deseos.
No obstante, algunos psicólogos de la contemporaneidad exponen que la felicidad sigue apuntando, en gran medida, al éxito o fracaso que experimentan las personas en sus relaciones amorosas, que en ocasiones los hace angustiarse y los priva de realizar con efectividad tareas profesionales o de otra índole.
Por ejemplo, el psicólogo español Rafael Santandreu, autor del libro "Las gafas de la felicidad" afirma, que el ser humano no está programado para tener una convivencia basada en la monogamia o en una pareja para toda la vida. Para este especialista los seres humanos se imponen reglas y presiones innecesarias, que a la larga los hace infelices al experimentar celos o problemas de dependencia. Asegura, también, que una sociedad sería más feliz si las personas cambiaran cada cinco años de pareja.
Salud, dinero y amor: ¿la fórmula de la felicidad?
El tener mucho dinero no es garantía de felicidad sino el sentirse realizado profesionalmente, amar y ser amado en el sentido más amplio. Incluso no tener buena salud tampoco es un impedimento para ser feliz. Existen personas con limitaciones físicas o con enfermedades crónicas o terminales, que logran metas profesionales e individuales admirables.
Por su parte, investigadores estadounidenses realizaron este mismo año un estudio que fue publicado en la revista 'Personality and Social Psychology Bulletin' que me da la razón. Los resultados del mismo muestran que la riqueza material tiende a reducir la capacidad de las personas de valorar las alegrías y las experiencias sencillas. De acuerdo con estos especialistas, la riqueza y la abundancia pueden reducir las emociones positivas y mermar nuestra capacidad para apreciar las cosas.
En el estudio en el que participaron 12 000 personas se demostró que el dinero puede disminuir la sensación de tristeza, pero no incrementa la felicidad. Por ello ser rico no es proporcional a ser feliz.
Las emociones
Todos los expertos concuerdan en que la felicidad es una actitud ante la vida, una medida de bienestar subjetivo, que influye en el comportamiento de los individuos, y en la que la motivación constituye también un elemento de suma importancia.
Otro estudio reciente, también desde Estados Unidos. revela que las emociones positivas, generan hormonas y neuropéptidos, que tienen relación con la felicidad y con la salud.
Asimismo, el optimismo, la alegría, el sentido del humor, la risa hace que liberemos estrés al tiempo que es considerada por la psicología transpersonal como la forma más inteligente de las emociones
.
Otras de las emociones que provocan una sensación de felicidad, según psicólogos y terapeutas, son la gratitud, la solidaridad, el reconocimiento y el afecto.
Es cierto, que la vida nos lleva a prisa, dejando muchas veces poco espacio para los sentimientos de afecto y su expresión, pero lo que no podemos olvidar ni en este día internacional de la felicidad ni en el resto del año, es que la felicidad está en nosotros mismos, en saber aprovechar el tiempo y las oportunidades (que por lo menos en Cuba son las mismas para todos), en nuestra manera de ser, actuar y relacionarnos.
No son las circunstancias externas las que nos hacen felices o infelices, sino nuestra relación y valoración de ellas. La felicidad, al fin y al cabo, está en no morir en plena vida sino en arriesgarse, atraverse, equivocarse, levantarse y continuar...
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