Cuba sin presión en Santiago de Chile

Conscientes hace un tiempo que la época donde Cuba iba al seguro por el segundo lugar en los Juegos Panamericanos ya pasó, la delegación caribeña tratará de hacer el mayor esfuerzo posible en Santiago de Chile.

No obstante, la afirmación que da título a este artículo a algunos pudiera parecerle exagerada, porque siempre hay presión.

Lo cierto es que las autoridades deportivas cubanas reconocieron que soñar con aquello es contraproducente y cuando divulgaron los pronósticos de la delegación fueron hasta conservadores, diría yo.

No es que esté mal tampoco, muchas veces el exceso de optimismo perdió credibilidad y sobrecargó los hombros de nuestros deportistas, pero ahora, con más de la mitad de la comitiva debutante en este tipo de justas, lo menos que se quiere es presionarlos.

El pronóstico de alcanzar entre 18 y 22 medallas de oro creo que es posible, incluso se puede ir un poco más allá, sin llegar en mi criterio a las 33 obtenidas hace cuatro años. 

Esa actuación podría colocar a la Isla entre el sexto y el séptimo puesto en el cuadro de medallas, su peor en la historia de este tipo de lides en los últimos 52 años, pero en correspondencia con el estado actual del deporte cubano y el ascenso de otras naciones del continente como México, Brasil y Colombia, que nos deben anteceder junto a Estados Unidos y Canadá.

La pugna sería con Argentina y Chile fundamentalmente, luego de concluir cuartos en Toronto 2015 y quintos en Lima 2019.

El éxodo de entrenadores y atletas, estos últimos fijados en 187 desde el año pasado y de ellos, 33 que estaban entre los candidatos a medallas en estos Juegos de Santiago, son un golpe difícil de asimilar en tan poco tiempo. 

En el caso de los entrenadores, muchos de ellos además fortalecen el potencial deportivo de otras naciones del área panamericana, cuyos deportistas son precisamente los que luego privan a los cubanos del lugar al que estuvieron acostumbrados por décadas. 

El hecho de que en Santiago de Chile se otorgarán boletos directos a los Juegos Olímpicos de París 2024 en 18 deportes (11 darán marcas válidas para la lid parisina) impulsó a varios de los mejores representantes de la región a inscribirse.

Si de entrada la mayor de las Antillas participará solamente en el 54,5 por ciento de las pruebas convocadas (232 de 425 juegos de medallas, y 36 de las 60 disciplinas), ya podemos despedirnos del podio en el medallero general.

Es evidente que con los actuales problemas económicos del país los recursos existentes se van a dedicar a las disciplinas más importantes, las que otorgan medallas en los Juegos Olímpicos, el principal evento deportivo del mundo.

Por eso en Chile volveremos a depender del boxeo, la lucha, el judo, el canotaje, el tiro y el ciclismo como principales deportes, con algunos otros aportes que pudiera dar el atletismo y el remo, y con menos opciones el taekwondo, clavados y levantamiento de pesas.

Se espera una gran alegría con el béisbol, que parece en vías de recuperar prestigio, y el balonmano en ambos sexos y el hockey femenino y el voleibol masculino, se completan los eventos colectivos donde podemos aspirar al estrado de premiaciones.

Siempre se abre el capítulo de las sorpresas, pero a modo general debemos quedar cerca de lo pronosticado.