EN FOTOS: Cojímar, a golpe de historias
Ernesto Lahens Soto no nos pone delante un Cojímar estilizado, un pueblo desconocido, una construcción idílica: lo que vemos aquí es lo que podríamos ver todos los días si nos detuviéramos a buscar las historias.
Esa no es una capacidad que tengamos todos. O a lo mejor la tenemos, pero nos falta el tiempo. Lo cierto es que hay historias en todas partes y las de Cojímar están entre las más singulares de esta isla.
Sin alardes, sin énfasis, con toda la naturalidad del mundo, el fotógrafo nos descubre ámbitos cercanos, pero muchas veces insospechados.
Hay series que conmueven e inspiran sin que haya necesidad de complementarlas con palabras.
La muestra es documental, pero se puede presentir el sutil lirismo que la articula: cuando un pescador lanza su cordel al mar, hay poesía. A veces ardua, a veces violenta… casi siempre inadvertida.
Ernesto tiene el don de recrearla.
Es evidente el amor del fotógrafo por estos parajes, su identificación con los hombres que los distinguen. El carácter de una ciudad no está en su paisaje, sino en la gente que lo habita.
Cojímar atesora todavía muchos secretos. Pero no es difícil averiguarlos. Muchas veces basta con preguntarle a nuestro vecino.
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