Histeria antirrusa también en el Ártico
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Antes de que Donald Trump ganara por votos electorales, que no populares, la presidencia de Estados Unidos, las autoridades rusas expresaron su esperanza de que la histeria antirrusa aumentada por el anterior gobierno disminuyera, pero ha sido todo lo contrario, extendiéndose a lugares insospechados, como ha sido el Polo Ártico en estos momentos.
Mientras aviones militares norteamericanos llegaban a capitales de algunos países latinoamericanos en un movimiento ligado a una anunciada invasión a Venezuela, Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) movían pinzas en la región ártica, lo que ha obligado a Rusia a fortalecer sus defensas en el territorio que le pertenece geográficamente al país más extenso del planeta.
En este sentido, Rusia pidió que la OTAN aclare cuál será su mandato en el Ártico, al constatar una actividad más intensa de sus miembros, lo cual examinó con Noruega, en tanto, en el marco de la Conferencia de Seguridad de Múnich, Alemania, el canciller Sergei Lavrov, mostró su preocupación, porque el Reino Unido dijo que “nadie, excepto la OTAN, tiene el derecho a tener presencia fuera de sus fronteras".
"Presentamos numerosos proyectos en el marco del Consejo del Ártico y otras estructuras del norte", informó, para luego agregar que Rusia no considera "que la cooperación sobre el Ártico necesita dimensión militar", y espera que "lo mismo piensen nuestros socios".
El Consejo Ártico es un foro intergubernamental integrado por Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia y Suecia.
Pero como esos “socios”, responden en su mayoría a decisiones impredecibles del Imperio, Rusia acaba de dar un nuevo impulso a mejorar la defensa de la parte del Ártico que le corresponde, y al respecto se han señalado grandes avances en la preparación de submarinistas, infantería y personal calificado en instalaciones de mayor peso militar.
LOS GUERREROS ANFIBIOS
Y aunque no acostumbramos a elogiar cuestiones referentes a la preparación militar, es cierto que las campañas árticas más atrevidas de los submarinistas rusos han sido objetos de elogios de muchos, que los llaman “Los guerreros anfibios”.
Esta es una base de defensa de la soberanía rusa del territorio del Ártico que le pertenece, defensa en la que están implicadas modernas naves marítimas y aéreas que pueden responder a cualquier tipo de agresión, según Moscú.
El Ministerio de Defensa de Rusia planea desplegar grupos de submarinistas en el Ártico para prevenir un posible sabotaje en la zona. Los nadadores van a operar no solamente en las bases de la Flota del Norte, sino también en los lugares de despliegue temporal de las fuerzas. Las unidades se encargarán de proteger los buques tanto desde la tierra como desde el agua.
El primer grupo de submarinistas se formó en la ciudad de Severomorsk. Para ingresar en los destacamentos, los soldados deben gozar de buena salud y tener una capacitación excelente.
Durante el entrenamiento, aprenden a contrarrestar a los intrusos que amenazan la seguridad de buques, bases militares y marineros. Cada nadador lleva armamento que puede utilizarse tanto en la tierra como bajo el agua. Se trata de pistolas, fusiles, e incluso lanzagranadas que disparan municiones diseñadas para las misiones subacuáticas. Entre el equipo militar que utilizan los soldados hay lanchas rápidas, equipamiento de remoción de minas, de detección de intrusos y de combate submarino.
El experto militar Dmitri Boltenkov indicó que las principales flotas del mundo poseen destacamentos de guerra subversiva subacuática. "Las operaciones de distracción son una parte importante de la lucha. “Las misiones especiales contra las embarcaciones grandes pueden causar daños graves al enemigo y como consecuencia minar sus capacidades políticas, económicas y militares", informó el analista al diario Izvestia.
El primer grupo de nadadores militares rusos fue creado en 1941 para garantizar la defensa de Leningrado y de los navíos de la Flota soviética del Báltico. En 1942, los submarinistas desmantelaron la unidad de los saboteadores italianos que planeaban volar puentes sobre el río Nevá.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el grupo de submarinistas se disolvió. La historia de las unidades modernas comenzó en 1956.
Esta es una pequeña muestra de la decisión rusa de defender su soberanía, y con ello contribuye a la paz y disuadir al principal enemigo de los pueblos, el imperialismo norteamericano.
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