EN FOTOS: La Virgen del Camino, de los lugares más famosos de La Habana
especiales

Fotos: De la autora
Sitio de encuentros y desencuentros, de despedidas y citas amorosas, la glorieta de la Virgen del Camino es una de las principales obras monumentales del municipio capitalino de San Miguel del Padrón, que fuera construida por iniciativa del arquitecto José R. San Martin, ministro de Obras Públicas durante el gobierno del Dr. Ramón Grau San Martín.
En 1948 allí quedó develada una bella escultura de bronce, de dos metros de altura, bajo la autoría de la afamada escultora cubana Rita Longa, como un símbolo de la “madre bienhechora” que marca el camino de los viajeros en su ir y venir.
Al igual que otros lugares históricos y memorables, en torno a la Virgen del Camino se narran varias leyendas. Una de las cuales, precisamente, guarda relación con la artista, pues según se cuenta su inspiración nació a partir de una virgen de madera que sobrevivió a las llamas en una cafetería cercana.
Varios caminos confluyen en esa rotonda (las Calzadas de Luyanó, de Güines, de la propia San Miguel del Padrón, entre otros), en cuyo centro se alza la hermosa estatua, a donde acuden las personas para depositarle flores o solicitarle deseos.
Es un lugar de tránsito que sirve, además, como punto de orientación. Basta solo mencionar su nombre para que cualquiera señale dónde está y cómo se llega hasta él.
A sus pies, una rosa náutica como expresión de "buen viaje" a quienes entran o salen de La Habana por la Carretera Central.
Hermosos jardines rodean la glorieta, que sirve para acortar el paso de una a otra avenida.
A toda hora hay caminantes, habituales y no tan habituales.
Siempre hay mucho tráfico.
Personas de todas las edades acuden a rendirle tributo y pedirle suerte.
Es un lugar venerado por los cubanos y, en particular, por los sanmiguelinos.
Las Palmas, símbolo de nuestra nacionalidad, no pueden faltar en un lugar como este,
aledaño al Parque de la Virgen del Camino.
Una jardinería bella y cuidada rodea la glorieta.
El Martí de cada cubano, ¡siempre presente!
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