PANAMERICANOS- SI DE ANÉCDOTAS SE TRATA: Urrutia perdió con... Urrutia

PANAMERICANOS- SI DE ANÉCDOTAS SE TRATA: Urrutia perdió con... Urrutia
Fecha de publicación: 
8 Julio 2015
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Indianápolis 1987, X Panamericanos. Roberto Urrutia, destacado pesista nacido en La Habana,  emigrado desde 1980 y nacionalizado norteamericano ulteriormente, se presta a una componenda: integra la delegación de USA y rivaliza con los dos cubanos de la división mediana, Pablo Lara y Francisco Alleguez, que entonces representaban dignamente a la patria, con el objetivo de derrotarlos y lanzarlos a la humillación. Fracasa: tercer peldaño. Más que superado por el citado dúo, Urrutia pierde con... Urrutia.

 
La revisión de los resultados de este forzudo en panamericanos anteriores aclara.  

 

1975: Urrutia gana los 67.5 al totalizar 300 kilogramos. En los 75 kilos vence con 340 en 1979. Vino después su adiós. Su coterráneo Julio Echenique domina esta categoría cuatro años más tarde en los IX con 327.5.

 

Indianápolis 1987: destrozado el show de los gringos. Lara es el uno entre los medianos: 325. Le sigue Alleguez: 320. El estadounidense Urrutia suma 315.

 

En La Habana 1991, Lara volverá a enlazar la máxima alegría e igualará el récord de este clásico, en poder de Roberto cuando competía por su país: 340. Pablo solo sobrepasará dicha plusmarca en Mar del Plata 1995 al totalizar 362.5.

 

¿A qué no habría arribado Roberto Urrutia si no hubiera transitado el camino que eligió? Al preferirlo, perdió la atención que los astros del músculo poseen en Cuba, gracias al pueblo y porque el pueblo lo desea. Bob, para poder subsistir, debió convertirse en camionero. Allá no disfrutó de un tratamiento especial. Se adiestraba cuando podía y cómo podía, y debió sacar de sus bolsillos los gastos de alimentación, de los servicios médicos y para usar el gimnasio incluso; el timón, el del carro, entre las manos mientras los ensueños se alejaban muy rápido por la carretera.

 

Al confabularse, mejoró su situación pero era tarde: perdió varios años batido en soledad con los hierros. Después de decir sí a la suciedad, tampoco tuvo el cuidado esmerado que acá disfrutó, ni siquiera en lo referente al entrenamiento: en la más grande isla caribeña, el desarrollo científico, la técnica del levantamiento de pesas, son superiores a los de EE.UU. desde hace bastantes años. Y al perder el cariño de un pueblo entero que alzaba con él las barras y los discos, mayor debilidad.

 

¿En qué pensaría cuando, aplastado en la tercera plaza del estrado, veía ondear la bandera de la estrella solitaria y escuchaba las notas del himno creado por Perucho Figueredo?

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