Museo de Artes Decorativas: 50 años de cultura para todos

Siglos de arte y decoración reúnen las más de 33 mil piezas conservadas en esa institución, que cumplirá medio siglo de fundada este 24 de julio. En ese Museo, ubicado en un impresionante palacete del Vedado habanero, pueden apreciarse objetos pertenecientes a los reinados de Luis XV, Luis XVI y Napoleón III, así como obras de la cultura oriental de los siglos XVI al XX.

Durante estas cinco décadas, los salones del Museo Nacional de Artes Decorativas han acogido incontables muestras con piezas de sus colecciones y otras provenientes de muestras internacionales. Destacan entre las exposiciones extranjeras una de cristales checos, llegada de la antigua Checoslovaquia; las de diseño finlandés y alemán; y una importante exhibición de Tesoros del Arte Japonés, procedentes del Museo Fuji de Tokio.

Según fuentes de esa institución, del mismo modo durante estos años colecciones del Museo de Artes Decorativas han sido exhibidas en singulares muestras, agrupadas por manufacturas, temáticas, técnicas, artistas y estilos. Entre ellas las dedicadas a Sèvres, Relojes Franceses, cristales de diferentes autores como Gallé, Lalique, Daum, así como vajillas y piezas de porcelana europeas y orientales, entre muchos otros temas.

Durante este 2014, Artes Decorativas propone exposiciones con muestras de piezas de Baccarat, Sèvres, Relojes de diferentes fábricas, Arte japonés, y Art Deco, entre otros temas. Igualmente podrá verse una importante exhibición de piezas fundacionales en las colecciones de la institución. En agosto se desarrollará allí la Bienal Internacional de Bonsáis, primera de este tipo en La Habana.

En pasillos y habitaciones de la majestuosa casona que ocupa hoy el Museo Nacional de Artes Decorativas, situado en 17 y E, en el Vedado, se muestran piezas únicas y mobiliarios que otrora fueran caprichos de damas de alta sociedad, y hoy trascienden como objetos museables.

Así se exhiben abanicos isabelinos, bastones, lencería, porcelanas orientales y europeas, marfiles, orfebrería en plata inglesa, suntuosas lámparas, cuadros de la escuela flamenca, alfombras persas y vajillas antiguas, entre otros objetos de alto valor artístico e histórico.

Uno de los atractivos de este templo de las artes decorativas de todos los tiempos lo constituye, sin dudas, un secretaire hecho por Henri Riesener, y que formó parte del mobiliario personal de la Reina María Antonieta en el Palacio de Versalles, en Francia. Esa pieza llegó a La Habana durante el pasado siglo, cuando fue comprado en subasta por una cubana. Hoy forma parte de la colección del Salón Neoclásico del Museo.

La decoración del Salón Comedor está inspirada en el estilo Regencia. Todas sus paredes están recubiertas de mármoles italianos. Mientras que el Salón Principal, ambientado en el Rococó, reúne un mobiliario que muestra la evolución de tres de los estilos florecientes en el siglo XVIII: Regencia, Rococó y Transición…

Por su parte, en el Salón de Lacas Orientales se encuentra una colección de parabanes chinos de los siglos XVII al XIX, originarios de la provincia de Chiansí. Los salones Sèvres, Oriental, Inglés y Ecléctico evidencian la variedad y riqueza de objetos y mobiliarios, perfectamente conservados por este Museo.

A los valores de estas piezas se suma la propia residencia, construida en 1927 por un acaudalado integrante de la alta sociedad de entonces, según un diseño de dos arquitectos franceses. Su decoración fue realizada por la exclusiva casa Jansen de París.

La segunda propietaria de este palacio fue la Condesa de Revilla de Camargo, María Luisa Gómez Mena, hermana de su fundador. Ella ganó fama por sus fastuosas fiestas y vida bohemia, que marcaban las pautas de la moda en la alta burguesía habanera durante la primera mitad del siglo XX. Parte de las colecciones hoy exhibidas allí pertenecieron a esa dama.

En la actualidad, esa riqueza artística forma parte del patrimonio cultural de la nación y está a disposición de todos para el disfrute y enriquecimiento espiritual.

Allí, en la calle 17 y E, en el Vedado habanero, abre desde hace cinco décadas el Museo Nacional de Artes Decorativas, que continúa deslumbrando a quienes descubren allí reliquias de la cultura universal.