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Oh, nena...! Qué pena y cuán distintos recuerdos y vivencias. Nací, crecí y vivo en un barrio, ahora pueblo- con sabor y olor a caña y miel, donde el silbato de los trenes y su majestuoso paso me traen recuerdos muy felices de mi infancia y hasta del primer amor, cuando su partida hacia la capital para ir a Leningrado a estudiar justo eso: Ingenieria en Explotación de vías férreas. Ahora, de grande, disfruto la ruidosa y productiva vida de los trenes en mi natal Palma Soriano. Y sé de esa triste realidad y del nefasto saldo de una desalmada y cruel colonizacion.
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