Cuba: La epidemia de la falta de civismo

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Cuba: La epidemia de la falta de civismo
Fecha de publicación: 
22 Agosto 2023
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Foto tomada de internet.

Buena Vista es un barrio popular del municipio Playa, en La Habana, Cuba. Aquí vivo hace más de una década, no es especialmente lindo, pero me da hogar y tiene muchas bondades que intento siempre resaltar antes de menospreciarlo porque, además, para mí siempre lo más importante ha sido el confort que pueda tener a puerta cerrada. Pero, valoro que tiene buena ubicación, cerca de comercios, hospitales, bancos. Hay de todo cerca sino te lo aproximan a la puerta de la casa revendedores que ofrecen a todo pulmón desde aguacate maduro hasta pan suave, pastilla de cloro y ladrillo.

Está a un rato del mar, y a diez minutos —en taxi— del Vedado, donde se concentra la vida cultural habanera. ¿Qué más puedo pedir? Su ubicación me permite ir hacia cualquier lugar de la capital sin la menor perturbación porque está bien comunicado en cuanto a transporte público y vías directas.

Sin embargo, cuando cuento que vivo aquí la gente reacciona de diferentes modos. Unos me dicen que no parezco de Buena Vista, como si hubiera que tener una cara predeterminada. Otros se preocupan por mi seguridad porque lo consideran un sector “malo” por la fama que antaño tuvo de revoltoso, porque sus habitantes somos multicolores, la mayoría extrovertidos sentados en los contenes durante el día, y porque hace años en las noches todo es oscuridad, no funciona el alumbrado público, y otras tantas razones que carecen de objetividad y responden solo a simple apreciación estigmatizada como que las fachadas son feas debido al bajo poder adquisitivo.

Me atrevo a asegurar que son las personas las que asustan en este barrio. Y analizando el comportamiento desde la oficina que monto cada día en el portal, donde veo pasar a vendedores, vecinos y visitantes, compruebo que, efectivamente, no es asunto exclusivo de Buena Vista lo que llama mi atención, es nacional.

Sí. Encuentro una epidemia difícil de erradicar: la mala educación, la falta de civismo, el irrespeto a los demás. Lo que aquí sucede a gran escala, quizás porque es un barrio sobrepoblado y se nota más, es el mismo mal que veo en todas partes, en unas áreas más marcado que en otras.

Me preocupa la generalización de la conducta incivilizada porque sucede constantemente y lo naturalizamos: hablar a gritos, no caminar por las aceras sino por las calles como ganado, poner música ensordecedora, dejar basura por doquier, orinar en los rincones como si fueran cavernícolas. Y así, una inmensa lista de acciones carentes de buenos modales.

Recuerdo una asignatura que recibí hace muchos años, Educación Cívica, sobre nuestro papel en la sociedad, la convivencia ciudadana guiada por normas, y la manera de engranar tanto en el sistema como con nuestros semejantes. Enseñaban los principios básicos del buen proceder, desde el saludo hasta el caminar por la derecha para no estorbar a quien viene de frente, o bostezar y comer de forma educada.

Me pregunto si ya no se imparte porque la formación de los valores debería involucrar tanto a la familia como a la escuela, pero cuando uno de los dos flaquea un poco, ya, es suficiente para el resquebrajamiento. Y el peso de la educación debe ser equilibrado porque no basta que sea excelente solo de un lado.

Advierto que hace algún tiempo es muy notable que a nadie le importe si obra mal o si molesta a los demás. Ocurre sin distinción local, van hacia adelante arrasando sin pensar en consecuencias, y no es que desconozcan cuál es la actitud cívica según contexto, pero no les importa, se sienten cómodos desobedeciendo normas sociales. De ese modo cada rincón se convirtió en un campo de batalla, en el sálvese quien pueda, donde el más fuerte impone su algarabía y se acabó la discusión.

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Caricatura tomada de www.trabajadores.cu
 
Después de vivir durante cuarenta años en varios lugares de este mismo Playa supuestamente de alcurnia, en unas zonas mejor evaluadas y con vistas más bonitas, además de otros municipios —incluso más movidos— como Boyeros y Arroyo Naranjo, y sumada la experiencia de andar toda La Habana, la de lujo y la suburbana e inmunda, en diferentes momentos y con distintos objetivos, confirmo que son las personas y sus principios lo que marca el contraste. Ya ninguna plaza se encuentra exenta de este mal.

Pienso en la crisis social, en el suicidio de los valores, el asesinato del sentido común. El maleducado está por todas partes, y elige ser así, no sé por qué.

En primera persona lo afirmo, muchos sí conocen cuándo una acción no está bien, pero les gusta ser salvajes, creo yo, portarse mal, incomodar a una minoría, y cuando les intentas corregir —como me sucedió hoy a las dos de la tarde con un hombre que quiso orinar entre mi portal y el de al lado— responden reduciendo, minimizando, imponiéndose, gritando, contradiciendo con agresividad.

Estos sujetos no tienen argumentos de validez, pero con tal respuesta para nada avergonzada, escasa de educación y con sobrada vulgaridad, siento tristeza y me recuerda que el real eslabón perdido de toda sociedad es la desidia, lo soez, el poco interés en ser mejores. Y eso, aunque en la escuela lo intenten, se aprende en casa, así sea Buena Vista, Miramar o Habana Vieja.

 

Comentarios

Bueno en realidad hay mucha desfachatez, demasiada. Con una “tolerancia” al menos para mi, sin una palabra adecuada para clasificar. La educación del hogar en bajos niveles, desde el maestro inadecuadamente vestido, no habla simplemente grita para acallar las voces, primero de niños, luego de adolescentes y después ya casi es imposible. Se trata de dos importantísimas fuentes de buena educación. La necesidad del maestro y padres en el orden material no es justificación. Cuantas conversaciones de adultos delante de niños y adolescentes sin una adecuada corrección. Malísimos ejemplos. El hogar es una fortaleza cuando los padres se lo proponen. Los padres nunca podrán justificar la enseñanza callejera para perfeccionar la buena educación que imprime el hogar Hay competitividad por tenencia de mayores y menores recursos; Niño mal educado con muchos recursos es prepotente ante otros con menos posibilidades. No hay baños públicos y evidentemente tampoco mucho interés de las autoridades, qué haría esa persona que luego de ingerir líquidos; cerveza, agua etc debe hacer pis. La persona descuente resiste, el cara de lata, él y a quien nada ni nadie le importa busca el primer lugar que encuentra. Nada le importa. Y los exhibicionistas que los hay y muchos. Yo pienso los valores no se pierden, quien supuestamente los pierde nunca los tuvo6
elpez46@yahoo.com
Es cierto, quien de verdad tiene un valor instaurado no debería hacer ese tipo de acción. Sin embargo, la persona de mi relato probablemente no orina en su portal, creo que solo alguien con problema mental lo haría. O sea, sí saben lo que está bien y lo que no, pero deciden cumplir o irrespetar las normas. Entonces, ese ser selectivos a conveniencia me parece una hipocresía. Y me parece un problema mayor psico-social, muy complejo. Gracias por comentar.
La felicito por tan buen articulo. Necesitamos policias que patrullen las calles, innspectores que esten pendientes del mal comportamiento, crear un temor a la autoridad. Hay un caso de desacato que ocurrio en Regla un hombre estaba orinando al lado del portal de una casa, una joven que vivia en la casa le llamo la atencion se formo una discucion, el hombre se fue y regreso con gasolina se la tiro arriba a la joven le dio candela y ella murio, estamos muy mal.La educacion formal debe regresar junto con la autoridad.
vilma.carrion@etecsa.cu
Así mismo es. ¿Dónde está la autoridad? Supongo que el sector está deprimido como están todos los demás y no ha suficiente personal para ubicar en la calle a que componga este desorden. La mala educación y la violencia se cruzan muy fácilmente. La historia que me cuenta es horrible y se la creo perfectamente porque el señor de mi relato se ofendió cuando le llamé la atención y reaccionó con agresividad. Me puse hasta nerviosa porque me gritaba, me sentí avergonzada, no soporto el escándalo. Lo peor es que no sé cómo vamos a arreglar este tema. Gracias por comentar.
Es muy cierto todo lo que se cuenta. Cuba ya no es ese país que se consideraba culto, con valores: Cuba es un país que se parece más a una selva que a una nación donde habitan seres humanos pero sigo insistiendo que el estado es el mayor responsable: porque no aplica las leyes, porque las que las tienen que aplicar carecen de preparación, honestidad y valores, porque la policía es semianalfabeta, porque no se seleccionan bien a los cuadros de los diferentes organismos, porque nosotros mismos hemos llevado al país al punto en el que está. Gracias
calidad@tminas.co.cu

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