El ébola y la «diplomacia» médica cubana
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Hace unos días leía con especial atención un artículo de la periodista Vicky Peláez. Se preguntaba sobre las posibles causas de la diseminación del virus del ébola en tierras africanas. Entre ellas enmarcaba la teoría de la conspiración en términos de la guerra bioeconómica, y la pobreza generada en esas tierras como herencia del colonialismo.
Sierra Leona, Guinea y Liberia, los primeros países afectados por el virus y excolonias de Reino Unido, Francia y Estados Unidos, respectivamente, no son tierras pobres, aclaraba la analista. Por ejemplo, Sierra Leona es uno de los principales reservorios de diamantes, al igual que Guinea, pero esta además es rica en aluminio y oro, mientras que Liberia es el tercer exportador mundial de hierro. Al parecer, sus habitantes (los más pobres del mundo) tienen la «desdicha» de haber nacido en tierras riquísimas, ambicionadas y saqueadas por grandes potencias.
Otro trabajo publicado en el portal de investigaciones independientes Old-Thinker News y referenciado por Rusia Today también se preocupaba por las causas de la epidemia, que ya ha provocado más de 4 500 muertos. Su autor, Daniel Taylor, denunciaba que durante la época del apartheid en la década de 1980, el Dr. Wouter Basson lanzó en Sudáfrica un proyecto de armas biológicas secretas llamado Proyecto Costa para el desarrollo de agentes biológicos y químicos (virus Marburg y ébola) que pudieran matar o esterilizar a la población negra y asesinar a enemigos políticos.
No por gusto el proyecto secreto de la cepa «militar» preocupaba a la Embajada de Estados Unidos en Pretoria, que se alarmó profundamente por un artículo publicado en 2001 por la revista The New Yorker ante la posibilidad de que el Dr. Basson corriera el velo de las profundas conexiones entre el Proyecto Costa y Estados Unidos.
«El programa de armas biológicas de Basson terminó oficialmente en 1994, pero no hay información de que los patógenos creados fueron destruidos. ¿Pudo haber escapado accidentalmente esta cepa de ébola de un laboratorio de armas biológicas? ¿O acaso fue soltada deliberadamente?», concluye su análisis Taylor.
Por su parte, decía Vicky que sea cual sea la causa real de la diseminación de este virus, ahora les toca a los científicos de espíritu honesto encontrar la solución para detener y erradicar el ébola lo más pronto posible porque la humanidad lo exige.
En eso estamos todos de acuerdo. La subdirectora de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Marie Paule Kieny, confirmó hoy que en diciembre se tendrán los resultados de los ensayos con las dos vacunas más avanzadas, que de ser positivos, permitirán su envío a partir de enero a los tres países africanos afectados. Reconoció, además, que aunque las vacunas sean eficaces, tomará «meses» contener y dar por finalizada la epidemia.
Por ello sigue siendo lo más importante la atención urgente del personal médico a los ya infectados, la identificación y el diagnóstico de nuevos casos, y la puesta en marcha de las medidas preventivas para el resto de la población.
Cuba, reconocida mundialmente por su solidaridad (con 23 mil 158 médicos y paramédicos en 25 países de América Latina y el Caribe), ofreció inmediatamente lo más preciado (su capital humano). Un grupo de 300 profesionales cubanos, organizado por las autoridades de la Isla para enfrentar la contingencia en los países afectados por el ébola, partió hacia Liberia y Guinea, mientras que otro grupo de 165 llegó a inicios de octubre a Sierra Leona.
Hasta el secretario de Estado, John F. Kerry, elogió el viernes pasado el «coraje de todo profesional médico que está asumiendo este desafío», e hizo una alusión breve a la contribución de Cuba, mientras que el diario estadounidense The New York Times publicó: «Cuba ha enviado médicos y enfermeros a zonas de desastre durante décadas. Luego del huracán Katrina en 2005, el Gobierno en La Habana ofreció enviar equipos médicos para atender heridos en Nueva Orleans. Líderes estadounidenses rechazaron ese ofrecimiento. Pero se alegraron al oír, en días recientes, que Cuba estuviera movilizando un grupo para misiones en Sierra Leona, Liberia y Guinea».
No obstante, hay quienes no soportan el gesto humanista y heroico de Cuba y han desatado toda una campaña mediática para asegurar que el desprendimiento de los cubanos se trata de una "maniobra diplomática para mejorar la imagen de la pequeña isla del Caribe cuyo récord de derechos humanos está siendo criticado", según reporte de la CNN en español.
Aun si así fuera, algunas grandes potencias deberían imitar la «diplomacia» médica cubana y no imponer la diplomacia de la guerra, el saqueo y el hambre.
Por otra parte, esta semana La Jornada publicó que en tanto los países ricos escatiman recursos económicos para el tratamiento de la enfermedad y buscan blindarse para impedir la entrada del virus por sus fronteras, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Haití, Granada, San Vicente y las Granadinas, Dominica, Antigua y Barbuda y San Cristóbal y Nieves, encabezadas por Cuba, han decidido ir al origen de la epidemia como principal acción preventiva, según se dio a conocer en las conclusiones de la Cumbre extraordinaria del ALBA celebrada este lunes en La Habana.
Estados Unidos cree «ayudar» desplazando aproximadamente unos 4 mil militares para respaldar a las autoridades médicas en los países afectados, y construyendo robots que supuestamente podrían suministrar comida o medicinas, descontaminar instrumental médico y enterrar a las víctimas del virus. Para esto último, la Universidad de Texas A&M organizará el 7 de noviembre una conferencia en la que participarán médicos, científicos y fabricantes de robots comerciales.
No faltan tampoco los que aprovechan las tragedias ajenas —como bien les ha enseñado el modelo capitalista— para hacer dinero, como es el caso de una empresa estadounidense (Giant Microbes Inc., con sede en Connecticut) que vende peluches «educativos» entre 10 y 30 dólares con forma de microbio. Tal ha sido el éxito del bicho, que ya no puede responder a la demanda de sus modelos ébola, porque los han vendido todos.
Volviendo al inicio del trabajo sobre la causa real de este nuevo brote de ébola, no creo que quienes dominen esa información clasificada la hagan pública. Quizás tengamos que esperar por nuevos Assange o Snowden del futuro que develen la verdad.
Sin embargo, existe una verdad muy clara: la del holocausto de la pobreza extrema que hace años aniquila a los habitantes de África. Pero esa verdad no está contemplada en la agenda de las autoridades mundiales, aunque constituya la principal causa de muerte del continente, para la que aún —desgraciadamente— no se estudia ninguna «vacuna» que pueda erradicarla.
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