Issac Delgado: «La música cubana es un baluarte»
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Issac Delgado vivía en mi barrio, éramos vecinos, aunque no nos conocíamos personalmente. Yo era una niña y mi escuela quedaba al lado de la casa de su familia. Mis amigas y yo lo veíamos a menudo entrar y salir, montarse en el carro o conversar con su hijo Isacito, que es hoy el pianista que lo acompaña.
Desde siempre mi familia escuchaba su música. “El chévere de la salsa” le llamaban desde entonces y cada vez que lo veíamos en televisión notábamos su carisma para dirigirse a otros músicos, a los periodistas, al público en general. El Issac sobre el escenario y detrás de la pantalla era el mismo con quien nos tropezábamos en la calle y no escatimaba en saludar o sonreír a la gente. Él no tenía cortinas en su personalidad.
Hoy converso con él, me hago un selfie de espaldas al mar, le pido una entrevista y sé que sigue siendo el mismo hombre afable y transparente, tan dependiente de la música como de sus raíces, tan entregado a su gente, a la Cuba que compartimos.
En estos momentos Issac se encuentra preparando un espectáculo de variedades. Él y su orquesta, músicos invitados y la compañía de baile Salsa, Mambo y Cha cha cha están montando un show que hace un recorrido por la música cubana más autóctona a través de canciones como la Guantanamera, el Chan chan, La Habana sí, Manteca o Mambo number five…
Aunque para muchos esto puede parecer nuevo en la trayectoria de Issac precisamente él hizo carrera en cabarets, y allí aprendió de mucha gente, según nos cuenta.
Jóvenes bailarines y otros consagrados bajo la tutela de Santiago Alfonso, junto a coreógrafos y productores extranjeros forman el gran equipo de esta idea. Por la parte musical figuran grandes como Bobby Carcassés, Premio Nacional, y lo acompañan cantantes populares como Mónica Mesa, Heidi Chapman y Arlenys Rodríguez.
“El teatro musical es un género que siempre ha estado presente en la cultura cubana. Lo ideal sería que este espectáculo se estrenara en Cuba aunque el objetivo es moverlo por varias ciudades del mundo. Debe estar listo para fin de año. Estamos trabajando muchísimo, ensayamos día y noche y el resultado se está viendo ya. Tenemos muchas ganas de hacer; yo fui parte de los shows de Tropicana y así recorrí muchos países. Todo esto me hace sensible con este tipo de espectáculos, para mí es una gran satisfacción ser parte de esto”, asegura Issac.
En 2015 cumples 25 años con tu orquesta, en algún momento hablaste de hacer un disco para esa fecha…
Yo me mantengo con mi orquesta y antes que termine 2014 grabaremos con la EGREM un disco con algunos invitados nacionales e internacionales, pero prefiero no mencionarlos aún. Son invitados de la música popular y de géneros urbanos como el reguetón. Siempre en mi trabajo he sido muy abierto a fusionar. Será un disco de canciones de siempre de Issac, lo más significativo de mi música.
¿Será eminentemente un disco de salsa?
Sí, será un DVD que se grabará en un concierto.
¿En el Karl Marx?
No, se trata de un lugar popular, pero más íntimo. Tenemos muchas ganas de sacar un producto nuevo. No hemos parado de trabajar, acabamos de regresar de una gira europea y estuvimos en Latinoamérica en los últimos meses. Siempre digo que soy un ciudadano del mundo, pero con muchas ganas de reencontrarme con el público cubano directamente, pues hacía tiempo estaba trabajando fuera.
¿Cuáles eran tus planes cuando estuviste fuera de Cuba?
Siempre mis planes han sido hacer música afrocubana desde el bolero, la canción, la guaracha, la rumba, la timba. Aunque cuando uno analiza el mercado tratamos de hacer los discos correspondientes a lo que la gente consume, por eso hago tanta salsa, de hecho me conocen como El chévere de la salsa.
¿Te definirías como un músico afrocubano?
Sí, creo que esa es mi definición real, es lo que hago. Con la música afrocubana defiendo todos los géneros que pueda con la mayor dignidad.
¿Cuáles crees que fueron los aciertos o desaciertos de tu carrera durante los años que pasaste fuera de Cuba?
Creo que un acierto en mí ha sido siempre conservar la cubanía, tener la suerte de codearme con productores y músicos extraordinarios, de mantener un equilibrio en mi forma de ver la música.
Grabé varios discos afuera, uno fue una especie de incursión en el latin jazz; fue un homenaje a las canciones que escuchaba de Nat King Cole en español. Se llamó “Love”. También hice “En primera plana”, “Súper cubano” y muchas colaboraciones con otros artistas. Todo eso ha sido muy importante para mi formación. Tengo muchas ganas de incursionar en cosas diferentes, pero sin irme del swing que quiero en mi trabajo.
Creo que un desacierto sería haber estado lejos del público que me hizo crecer. Eso es a veces difícil, pero seré honesto. Dondequiera que haya un cubano, un latino o alguien de otras latitudes, se me han abierto las puertas, me han tratado con cariño y yo lo he agradecido con mi trabajo, me entrego sin medida al público. No me importa si son de un lugar u otro. Todos los nacidos en Cuba somos cubanos, estén donde estén.
Además de la comunidad latina, que es grande en Estados Unidos, ¿crees que la música cubana pega fuerte en el público norteamericano en general?
Sí. La música cubana es un baluarte. Toda la gente que consume música nos respeta porque nuestros antecesores pusieron la música de la isla a un alto nivel: Lecuona, Machito, Vicentico Valdés, Celia Cruz, Bebo y Chucho Valdés, y muchos otros. Dondequiera encontramos un artista cubano haciendo su aporte en importantes orquestas extranjeras o compañías de danza. Ellos han sido los mejores promotores de nuestra cultura porque las emisoras comerciales o privadas no siempre nos favorecen.
O sea, existe una diferencia con los artistas cubanos o latinos.
Hay varias formas de promocionar la música: a través de las emisoras comerciales y de la radio alternativa, que están en universidades, por ejemplo. Si haces un tema que pega lo pasan por la radio, pero es difícil ser programados en las emisoras que marcan el ritmo. Es difícil para el artista cubano.
Ahora se ha dado un fenómeno con Gente de Zona y Descemer Bueno junto a Enrique Iglesias. Están programados en emisoras comerciales en las que no programan a los cubanos generalmente, y yo me alegro mucho por ellos porque eso les abre las puertas a otros.
Las multinacionales son las que marcan el ritmo; aunque te reconozcan como artista, si no tienes presencia en los medios es difícil imponernos en el terreno internacional.
Cuesta trabajo, pero yo no puedo quejarme, a mí sí me han puesto mucho en emisoras comerciales y he estado en grandes escenarios, aunque he llegado ahí tocando yo mismo la puerta… y me la han abierto.
Sería injusto de mi parte quejarme del público en Estados Unidos y otros países porque gracias a ellos yo seguí en el panorama musical internacional durante estos años. Ahora estoy más que feliz porque la gente en Cuba ha asimilado mi trabajo muy bien.
Aún no he salido en la televisión ni estoy programado en la radio, pero tampoco estoy reclamando nada. Ya eso vendrá y por ahora estoy trabajando para la gente del pueblo que me quiere ver.
Después de un tiempo fuera de escenarios cubanos, ¿qué sentiste cuando subiste a cantar en aquellos conciertos con Carlos Varela y con Silvio Rodríguez?
El concierto de Varela fue casual, yo fui como un espectador, estaba en una esquina y él me sacó al escenario. Fue muy emotivo porque la gente no esperaba eso y yo tampoco. La ovación y el cariño del público me llegaron mucho.
Con Silvio tampoco fue tan planificado, pero él me invitó a una de sus presentaciones por los barrios. Canté algunas canciones. Lo mejor fue actuar para la gente, así como el gesto de solidaridad de él para que yo me presentara.
Después de eso he tocado en varios lugares como El Sauce y en espacios más bien dedicados al turismo. No he hecho un gran concierto aunque sí toque ya en La Tropical, que es un termómetro.
El público cubano tiene ganas de un gran concierto de Issac, de una gira.
Quiero hacer todo eso. Aún estoy calentando los motores.
¿Estar aquí en Cuba de forma definitiva afecta en algo tus compromisos internacionales?
No. Yo me siento bien aquí porque es donde está toda mi familia, mis hijos, una nieta que ya tengo, además de mi gente. Me es muy fácil moverme en el panorama cultural cubano.
No es nada oculto que quizás a veces se dificulta en algo la coordinación, pero yo tengo mi equipo de trabajo, ahora vamos a Perú y Colombia. Vinimos de Europa. Pasamos por Holanda, Francia, Italia, España haciendo múltiples presentaciones, para no perder el circuito internacional en el que me he movido.
¿La vida de Issac sigue siendo un carnaval?
La vida no es un carnaval, pero sí es alegre, es de esfuerzos y sacrificios, de trabajo, pero por qué no, también puede ser un carnaval.
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