La columna deportiva: Una mano negra sobre el Barça
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Josep María Bartomeu, el presidente del FC Barcelona, parece tener una clara idea sobre lo que sucede en su club: “una mano negra” pretende desestabilizar a la entidad catalana. Quizás por esta “oscura persecución” a la que hace referencia el empresario podamos comprender los malos ratos atravesados últimamente por los culés, desde la acusación de la Hacienda española a Lionel Messi por evasión fiscal, pasando por la adulteración del fichaje de Neymar hasta el más reciente escándalo sobre la contratación de futbolistas menores de edad.
La “trama” contra el Barça comenzó con Messi. Sus declaraciones ante la Agencia tributaria al parecer omitieron algunos números, o sea, millones de euros por los derechos de imagen entre 2007 y 2009. El argentino se declaró inocente, porque no era él quien gestionaba sus finanzas. Para evitar cargos civiles por presuntos delitos fiscales, el mejor futbolista del mundo “optó” por pagar, en diferentes plazos, 15 millones de euros a Hacienda.
Luego vino el “culebrón” de Neymar Jr. La súper estrella brasileña era codiciada por diferentes clubes europeos, entre ellos el Real Madrid; pero prefirió firmar con los azulgranas. ¿Cuál fue el monto del contrato? Esa es la pregunta que muchos han tratado de responder. Primero el club catalán aseguró que “solo” había empleado 57,1 millones de euros; sin embargo, uno de sus socios, Jordi Cases, denunció que la cantidad invertida en el traspaso de Neymar desde el Santos era muy superior.
La Audiencia nacional española abrió una investigación que provocó la renuncia del entonces presidente de la entidad azulgrana, Sandro Rosell. Bartomeu asumió el cargo y decidió no esperar por el resultado final de la indagación, así que el Barça pagó a Hacienda 13,1 millones de euros, para “cubrir cualquier tipo de interpretación” sobre la actuación del club en el fichaje de Neymar.
A todos estos problemas que, indudablemente, han dañado la imagen del Barça, acaba de sumarse otro todavía más complicado: la Federación internacional de asociaciones de fútbol (FIFA) consideró que el club había incumplido el acuerdo de incorporación de futbolistas menores de edad. Según la normativa de la organización sobre traspasos, ningún equipo puede traer a futbolistas con edades entre 12 y 18 años que no procedan de la Unión Europea. Una de las posibles excepciones sería en aquellos casos en que los dos padres del joven tuvieran contrato de trabajo y residencia en el país del equipo.
La FIFA consideró que el Barça violó estos estatutos, por lo que impuso un fortísimo castigo: en las próximas dos temporadas el club no podrá realizar nuevos fichajes. Además, esta sanción golpea al Barça en uno de sus puntos neurálgicos: La Masia, considerado uno de los centros formadores de futbolistas más completos en el mundo.
En 2011, los directivos del Barça incorporaron a La Masia al prometedor jugador surcoreano Lee Seung Woo quien tenía en ese momento solo 13 años y tampoco cumplía ninguno de los requisitos para considerarse una “excepción”, es decir, sus padres ni trabajaban ni vivían en España. Ante esto, la FIFA vetó su participación en torneos oficiales en 2013 y, para complicar todavía más la situación de los azulgranas, amplió la prohibición a otros nueve futbolistas que juegan en sus categorías inferiores y que se incorporaron a La Masiá a partir de 2009.
Hace más de un año, mediante una carta de Rosell, el Barça pidió quedar exento de la normativa de la FIFA para que jugadores menores de 18 años pudieran incorporarse a La Masia; pero la organización a todas luces no aceptó esa petición. Por tanto, el club sabía que estaba incumpliendo un acuerdo. Corrió el riesgo y ahora, aunque Bartomeu aseguró que apelará a todas las instancias, podría pagar un altísimo precio.
El presidente azulgrana cree que detrás de todos los conflictos legales en los que se ha visto envuelto el club está una “mano negra”. “Tenemos algunas evidencias que nos llevan a pensar que alguien quiere hacer daño al Barça. En cuanto tengamos las pruebas, no pararemos hasta denunciar a esas personas o persona”, aclaró Bartomeu. Pudiera ser. Quizás el empresario no lo haya dicho con todas las letras, pero no es difícil inferir que sus acusaciones apuntan hacia el archirrival, el Real Madrid; sin embargo, la posición de “víctima” que ha asumido Bartomeu realmente no convence.
“Estamos indignados. Somos víctimas de una gran injusticia. La FIFA está castigando un modelo de 35 años, la esencia de nuestro club y que incluso la FIFA ha premiado”, aseveró el presidente.
La FIFA no ha criticado La Masia, ni la educación que reciben los jóvenes que se forman allí, sino que centró su caso en la violación de una normativa que todos los equipos en el mundo tienen que cumplir. Es cierto que la sanción parece exagerada y, tal vez, los abogados del Barça logren reducirla o, incluso, eliminarla a través de recursos que se presenten ante el Comité de Apelación de la FIFA o al Tribunal de Arbitraje Deportivo; pero, antes de lanzarse a “perseguir fantasmas”, la directiva azulgrana debería revisar sus procedimientos internos. Tal vez la “mano negra” tantas veces mencionada se encuentre dentro de una entidad que, como proclama su eslogan, representa para Cataluña “más que un club”.
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