Los niños cubanos nacen con el derecho de aprender
especiales
Aprender es el verbo por excelencia desde que nacen, cuando abren sus ojitos al mundo lo hacen con una avidez de conocerlo que ojalá nos durara para toda la vida, ojalá nunca perdiéramos esa capacidad de asombro que hace a los niños alegrarse con cada descubrimiento y planear constantemente una nueva aventura, una nueva búsqueda.
Los padres, claro, somos los primeros maestros, pero la sociedad cubana ha generado útiles espacios para contribuir a desarrollar las habilidades de los niños en las primeras edades, para favorecer su educación. Espacios que a veces nos resultan tan habituales, que no nos tomamos un instante para valorar su importancia en la formación de nuestros hijos. Sobre la educación preescolar en Cuba explicó la Doctora en Ciencias Pedagógicas Vilma Ramos Villena:
“Se desarrolla por la vía institucional o no institucional. Por la vía institucional están recibiendo la atención aquellos niños de las edades de 0 a 6 años en los círculos infantiles, los niños de cero a uno, la mayor parte de ellos están en los consultorios, excepto algunos cuyas madres han fallecido o son reclusas, por ejemplo y asisten a instituciones, también en esta modalidad están los sexto año de vida, conocidos por la familia cubana como grado pre-escolar que están ubicados en las escuelas y algunos en los círculos. La modalidad no institucional atiende los niños desde su concepción, es decir a las embarazadas y también a los niños de 1 a 4 años de edad en el programa Educa a tu hijo”.
El 10 de abril de 1961 se crearon en Cuba los círculos infantiles, una iniciativa de la que fue artífice y defensora Vilma Espín y que hasta ahora conserva su importancia en tanto garantiza a la mujer la posibilidad de reincorporarse al trabajo y al niño una atención acorde a las demandas de su formación en todos los sentidos.
“Desde un año hasta los cinco, en nuestros círculos infantiles los niños realizan actividades para desarrollar el lenguaje, juegos, se desarrollan premisas morales en ellos que en el futuro inmediato le son útiles para su desenvolvimiento al ingresar a la escuela. Se vincula mucho a la familia, pues es muy importante su apoyo en todas esas actividades.”, comentó Maritza Marín Ajete, Directora del círculo infantil Mi chiquitín desvelado, de la ciudad de Cárdenas, en Matanzas.
Además especificó que a este trabajo “se vinculan profesionales de diferentes disciplinas, sobre todo del ámbito de la educación y la salud, por ejemplo logopedas, psicólogos, para atender determinadas necesidades educativas que nosotros podemos detectar en los centros y todo puesto en función del desarrollo del niño.”
El programa educa a tu hijo, muchas veces es llamado erróneamente “vías no formales”, al respecto abundó la Doctora Iraida Pérez Travieso:
“Es un programa tan formal como el que se sigue en los círculos infantiles, porque tiene sus objetivos muy bien pensados, bien planificados, se desarrolla con una sistematicidad, en este programa es la familia la que aprende cómo educar a su hijo. En un lugar que se decida de la comunidad, con personas encargadas de prepararlo que son los que llamamos ejecutores y con una frecuencia de dos o tres veces a la semana la familia va con sus hijos a aprender acciones para educarlos, lo que sucede es que esas acciones que aprende en esas frecuencias a las que asisten no se quedan ahí, por tanto sigue siendo tan sistemático, tan diario como lo que reciben los niños en la institución”.
Lourdes Hernández Rosés, es promotora de una zona en Matanzas y destaca: “El programa educa a tu hijo se ocupa de la mujer desde que está embarazada, se le facilitan materiales, consejos, orientaciones, se involucran con las promotoras del programa también los médicos y enfermeras de la familia, los obstetras del área de salud.”
Está convencida, porque lo ha comprobado en la práctica, de la efectividad e importancia de estas actividades: “Les aporta mucho a los niños, porque no están en la casa sin hacer nada, asisten a un programa donde se prepara a su familia en función de desarrollar en ellos las habilidades más importantes durante sus primeros años de vida y además allí juegan y realizan actividades diversas entre ellos al mismo tiempo que se instruye a la familia, de modo que también esos niños que no van al círculo infantil se relacionan con otros de sus mismas edades…”
La Doctora Iraida suscribe también este criterio: “Evidentemente el asistir un niño al programa Educa a tu Hijo lo pone en una situación muy favorable para el ingreso a la escuela. De hecho se hizo una investigación que le llamamos longitudinal con niños de cuarto año de vida, es decir, niños que tenían entre tres y cuatro años, tanto de la vía institucional como del programa educa a tu hijo y se demostró que en algunos indicadores el niño del programa llegaba mejor preparado para el ingreso a la escuela, esto demuestra que es efectivo, que en alguna medida prevé que no haya deserción escolar, porque si el niño llega preparado, llega motivado, está en condiciones de aceptar toda esa educación escolar y en la medida en que se desarrolle, que aprenda todo lo que debe aprender, estará en mejores condiciones para que pueda pasar por todos los niveles escolares.”
Pérez Travieso, quien es investigadora del Centro de Referencia Latinoamericano para la Educación Preescolar (CELEP) aseguró que más del 80 por ciento de los niños cubano sde cero a seis años se educan a través del programa educa a tu hijo que existe a lo largo y ancho de todo el país y agregó:
“El programa educa a tu hijo tuvo una fase de investigación en los años 80, que se hizo en las zonas rurales de manera tal que la muestra estaba compuesta por niños y familias de la zona rural y ayudó mucho no solo a la preparación del niño para el ingreso a la escuela, sino también a desarrollar todo ese bagaje socio-afectivo que es necesario para que las personas se comuniquen entre sí.”
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