La Open Society Foundation financia organizaciones feministas, pero financia también a sus órganos extranjeros que no se oponen a la prostitución.
El lector que esté informado sobre los actuales acontecimientos en Bielorusia, seguramente sentiría justificada sospecha sobre el origen de las técnicas de la revolución no violenta aplicadas en ese país
¿El nasobuco de la prensa «independiente»?