En la playa de Mi cayito, La Habana del Este, una señora que tomaba el sol en la arena se quitó el sostén y comenzó a aplicarse protector solar. Otra señora que estaba al lado protestó airada:
—Oiga, por favor, ¡eso es una falta de respeto! ¡Cúbrase, que esta no es una playa nudista!
—Dígame dónde está la playa nudista y para allá voy ahora mismo…
—Usted sabe bien que en Cuba no hay playas nudistas. Y también sabe que eso que está haciendo es una indecencia y que es ilegal.
—Que sea ilegal es probable, pero una indecencia no es. El cuerpo humano es lo más natural del mundo, nacimos desnudos. ¿Usted no sabe lo saludable que es bañarse desnudo en la playa?
—Yo lo que sé es que no tengo por qué estar mirándole los senos al aire…
—Si no quiere ver mis senos, no los mire y ya. Yo quiero sentirme bien en la playa… y ahora me siento maravillosamente. Lo más que puedo hacer por usted es virarme y darle la espalda.
Y así hizo, y la otra señora se quedó todavía un rato protestando y diciendo que apenas llegara un policía la iba a denunciar, y la mayoría de la gente ni se dio por enterada…