América Latina se ha moldeado a las exigencias de derechos y parámetros sociales para las personas de un mismo sexo que desean unirse en matrimonio.
En la mayoría de los países de la región se destacan leyes que condenan la discriminación sexual en ese ámbito, pero hasta la cercana década de 1990 la homosexualidad era de tendencia al castigo en la región.
Suramérica acumula la mayor cantidad de países en la región con estatutos sólidos que quitan las trabas a la unión civil o marital entre homosexuales.
En Argentina, Brasil, Uruguay y Guayana Francesa es legal el matrimonio igualitario; mientras que la unión civil se aprobó en otros tres países: Chile, Colombia y Ecuador.
La unión civil y el matrimonio son bastante similares, sin embargo, la principal diferencia es que las uniones se tratan de una especie de contrato de convivencia que no recibe los derechos y protecciones en el marco legal que sí tiene cabida en el matrimonio.