Los ciclistas desnudos y con luces en las ruedas tocaban los timbres mientras avanzaban por las avenidas, rodeadas de espectadores que animaban a los participantes en el evento.
"Esto es una fiesta, pero también es una protesta", dijo Carl Larson, un portavoz de la vuelta. "Va sobre la dependencia del petróleo, la vulnerabilidad del ciclismo y sobre la imagen del cuerpo".
Los ciclistas acudieron al Normandale Park una hora antes del comienzo de la vuelta, donde, de acuerdo con la temática del acontecimiento, se quitaron la ropa para quedar "tan desnudos como se atrevían".
Las vueltas se celebran en más de 75 ciudades estadounidenses y en más de 20 países alrededor del mundo, pero se cree que la de Portland es la mayor con más de 8.000 participantes el año pasado.
Pero a diferencia de otras ciudades, en Portland colaboran con la policía local, logrando la consideración de protesta. Los agentes dirigen el tráfico en lo que normalmente suele ser una tarde pacífica.
"Hemos recibido unas pocas quejas por parte de los vecinos, pero en general no hay motivos para preocuparse", dijo el portavoz de la policía, el sargento Peter Simpson antes de la vuelta. "Para los residentes que no quieran verlo, el mejor consejo es simplemente quedarse en casa".
Jennifer Young, de 40 años, que fue a la vuelta con su hijo de 16 años e iba pintada de azul de arriba abajo con alas de hada en su espalda, dijo que el objetivo era mostrar la vulnerabilidad de los ciclistas. "Creo que es un poco más evidente si vamos desnudos", señaló.