La transición energética en Cuba pasa necesariamente por la inclusión de la agricultura y la industria alimentaria, indicó hoy el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O.
A propósito del Taller Oportunidades del sector empresarial de la agricultura y la industria alimentaria para la transición energética en los sistemas alimentarios locales, De la O resaltó la necesidad de avanzar en ese camino teniendo en cuenta tanto los beneficios económicos como los impactos ambientales.
El encuentro organizado por los ministerios de Energía y Minas, de la Agricultura y de la Industria Alimentaria de conjunto con la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Cuba, reunió a actores y decisores para de conjunto valorar las potencialidades del país en el cambio de matriz energética en esos sectores.
Por su parte, el representante de la FAO en Cuba, Marcelo Resende, resaltó la importancia de contribuir a un nuevo marco regulatorio en el sector agroindustrial y de la producción de alimentos en Cuba.
Mencionó que los cuatro pilares de la matriz energética formulada por el Ministerio de Energía y Minas abarcan el sector eléctrico, industrial, agroindustrial y residencial como elementos esenciales del programa.
Resende subrayó la urgencia de formular proyectos concretos que atiendan las demandas vinculadas al sistema energético y a la producción de alimentos, las cuales deben ser proyectadas en función de las posibles fuentes de financiamiento para tener una narrativa clara sobre los proyectos.
En tanto, el coordinador residente del sistema de Naciones Unidas, Francisco Pichon, consideró que la transición energética constituye un acelerador de la transformación productiva de la Isla.
Para nosotros, dijo, es un tema central en la apuesta que hacemos de acompañamiento al país,en su transformación productiva.
A juicio de Pinchón la estrategia de transición energética trazada por la Isla es multidimensional y que también busca involucrar actores públicos y privados.
Reconoció que el financiamiento e inversión representan un desafío, para ello se buscan nuevos modelos de inversión extranjera, y soluciones financieras innovadoras tema en el cual trabaja el sistema de Naciones Unidas.
Entre ellas figuran el financiamiento climático que ha movilizado para Cuba unos 350 millones de dólares en cuatro años, recordó Pichón.