Tras la toma de posesión del nuevo presidente iraní, este 30 de julio, el reformista Masoud Pezeshkian se coloca, sin lugar a dudas, como uno de los actores políticos más importantes en la región de Medio Oriente. ¿Supondrá este acontecimiento algún cambio en las prioridades de política exterior de la República Islámica de Irán?
Para responder esta interrogante resulta necesario entender cómo se ha gestionado la política exterior de Irán desde el triunfo de la revolución en 1979. En esa importante esfera del gobierno interviene una multiplicidad de instituciones, a la cabeza de las cuales se sitúa el Líder Supremo, Alí Jamenei, máxima autoridad tanto en términos políticos como religiosos. Lo anterior tiene como propósito garantizar la estabilidad y continuidad a partir del interés nacional. Más allá de ciertos matices, los fundamentos sobre los cuales se basa esa proyección externa están refrendados en su Constitución, por lo que no varían de un mandato presidencial a otro.
En línea con estos principios y considerando el actual contexto regional y global, en su artículo “Mi mensaje al nuevo mundo”, publicado el pasado 13 de julio en el Tehran Times, el nuevo presidente hizo referencia a los principales puntos de la agenda internacional en los que se concentrará su gobierno. De manera general, sus esfuerzos, según explicó, buscarán el “equilibrio en las relaciones con todos los países”, en aras del “desarrollo económico y los requisitos de la paz y la seguridad regional y global”.
Pezeshkian ha señalado, además, su intención de reforzar la cooperación con Türkiye, los países del Consejo de Cooperación del Golfo (Arabia Saudita, Catar, Kuwait, Omán, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin), Irak y organizaciones regionales. También pretende ampliar la colaboración con el grupo de los BRICS, con la Organización de Cooperación de Shanghái y con la Unión Económica Euroasiática, de la que aún Irán no es miembro.
Esto no solo permitiría profundizar relaciones económicas y comerciales necesarias para romper el círculo de sanciones de Occidente, sino también enfrentar retos de seguridad como la guerra, el terrorismo, la escasez de agua, la crisis de refugiados, entre otros.
En sus declaraciones a través del Tehran Times, el ahora mandatario iraní también enfatizó que mantendrá los fuertes vínculos con China y Rusia. Vale destacar que Irán constituye una pieza fundamental en el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, lanzado por el gigante asiático en 2013, así como la firma, en 2021, del acuerdo de Asociación Estratégica Integral para los próximos 25 años. Por su parte, con Rusia sobresalen la cooperación militar y el reciente anuncio de un convenio de asociación.
A su vez, continuarán el compromiso con la causa palestina, la condena a Israel por el genocidio y el acercamiento a los actores emergentes del Sur Global, en especial, las naciones africanas y América Latina. Con esta última, Pezeshkian ha reconocido un potencial de cooperación “significativamente mayor” que el existente en la actualidad.
En cuanto a Occidente, el país persa espera entablar un diálogo constructivo con las naciones europeas. El nuevo presidente hizo un llamado a Estados Unidos a que “reconozca que Irán no responde —ni responderá— a las presiones”, refiriéndose principalmente a la crisis en torno al programa nuclear iraní.
Felicitamos a @drpezeshkian por su elección como Presidente de #Irán.
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) July 6, 2024
Confiamos que bajo su liderazgo el pueblo iraní seguirá forjando una nación de paz y prosperidad.
Ratificamos la voluntad de continuar fortaleciendo los vínculos de amistad y cooperación entre ambos países. pic.twitter.com/fq3OzEs00n
En resumen, todo apunta a que, bajo la actual presidencia, Irán seguirá apostando por su inserción en los esquemas regionales, existentes o de nuevo tipo, y buscando contrapesos a mecanismos sometidos a los intereses de Estados Unidos y la Unión Europea.