El gobierno del presidente Barack Obama argumenta que los guatemaltecos que, sin darse cuenta de ello, fueron expuestos a enfermedades de transmisión sexual por investigadores estadounidenses en la década de 1940 no pueden demandar a Estados Unidos, sin importar lo vergonzoso que hayan sido los estudios.
En su primera respuesta a un litigio presentado a nombre de los sujetos de experimentación, el Departamento de Justicia argumentó que la inmunidad soberana protege a funcionarios federales de salud de litigios resultantes del estudio.
Los experimentos realizados en la década de 1940 expusieron a prostitutas, prisioneros, enfermos mentales y soldados de Guatemala a enfermedades de transmisión sexual para probar los efectos de la penicilina. Los estudios fueron realizados sin su consentimiento.
Obama, la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton y la secretaria de Salud y Servicios Sociales Kathleen Sebelius se disculparon por la investigación, la cual fue ocultada durante décadas hasta que el historiador clínico del Wellesley College reveló los registros en el 2009.