En El Valle de la Muerte, en California, se registró el pasado fin de semana una temperatura de 54,4 grados Celsius, solo 4 grados por debajo de la temperatura más alta registrada en todo el planeta desde que se llevan estos récords.
No es el único lugar del mundo donde ese fenómeno sucedió. En la costa oeste de EE.UU. y también en Canadá los termómetros activaron las alarmas. México y Brasil también acusaron temperaturas extremas.
Han ocurrido incendios, muertes de personas y de animales a causa de esta enorme ola de calor, que, entre las muchas medidas adoptadas para paliarla incluyó la reapertura o habilitación de los llamados Centros de Enfriamiento.
Dichos centros son espacios interiores climatizados creados en lugares comunitarios propiedad de los gobiernos, adonde los transeúntes o aquellos que no tengan las condiciones en sus hogares, pueden ir a refrescarse.
Esta alza casi asfixiante de las temperaturas es llamada también por los especialistas “cúpula de calor”.
Dicho apelativo es porque el aire caliente queda atrapado por frentes de alta presión y al descender empujado hacia el suelo, se calienta aún más. “Es como el inflador de una bicicleta”, explica Philip Mote, profesor de ciencia atmosférica en la Oregon State University. “Si comprimes aire en la llanta de una bicicleta, el aire se calienta”. Esa condición también impide que se formen nubes, lo que lleva a que el suelo reciba más radiación del sol.
La World Weather Attribution asegura que fue la acumulación de gases de efecto invernadero la que aumentó en 150 veces las probabilidades de este evento meteorológico sin precedentes, que rebasó las predicciones de los más dramáticos modelos asociados al cambio climático.
Habría sido prácticamente imposible, refirió ese equipo de expertos internacionales, esa ola de calor extremo de no ser por el cambio climático, el cual ya ha subido la temperatura de La Tierra en cerca de 1,2 ˚C.
No han faltado quienes se resistían a asociar este y otros fenómenos al cambio climático, pero los datos satelitales y las potencialidades que aportan otras nuevas tecnologías permiten hoy afirmar a los científicos que el calentamiento global es el responsable de esa y otras calamidades que hoy asolan a la especie humana.