Voleibolista Lidianny sueña en grande desde Tokio

Voleibolista Lidianny sueña en grande desde Tokio
Fecha de publicación: 
22 Julio 2021
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Como otras jugadoras de voleibol de playa, Lidianny Echevarría comenzó por la modalidad de sala, en competencias pioneriles y escolares.

A los 15 años de edad conoció la disciplina sobre arena y la embulló un profesor de su provincia, Artemisa, para que asistiera a los Juegos Escolares Nacionales de 2011.

Solo eso bastó para que en septiembre la convocaran al equipo juvenil de Cuba, cuyo centro radicaba en Ciego de Ávila. Ahí se enamoró para siempre de esta disciplina. Al siguiente curso promovió a la selección de lujo en la Escuela Nacional de Voleibol, en La Habana.

«Con el retiro de varias jugadoras nos trajeron a la mayoría de las juveniles. Un año después cometí una indisciplina y estuve igual tiempo fuera del equipo. Ya no quería saber del deporte hasta que el entrenador Eduardo Palomo y otros de la academia que funciona en el círculo Gerardo Abreu Fontán me sacaron de la casa», explica.

¿Y qué le deparó el retorno?

Estos técnicos me ayudaron mucho, no solo en el deporte, también me transmitieron muchos valores y en mi último año juvenil fui campeona nacional. Me retornaron al equipo nacional en calidad de invitada con 18 años de edad y tuve que ganarme mi puesto.

Cuando aquello la entrenadora era Mayra Ferrer y todas las semanas entrenábamos cambiando de compañeras, aunque entré como pareja de Yanileydis Sánchez. En 2015 debutamos internacionalmente en el circuito Norceca en República Dominicana y alcanzamos medalla de plata.

¿Cuándo juega con Leila Martínez, su colega nuevamente?

En 2017, en el evento de Norceca. Conquistamos oro en las paradas de La Paz, México, e Islas Caimán, así como plata en la de Varadero. Ese propio año asistimos al campeonato del orbe en Viena, Austria, donde terminamos novenas, el mejor resultado de unas cubanas. Luego obtuvimos ese mismo puesto en una fase tres estrellas en China del circuito mundial.

Buen año el 2017…

Sin dudas, por esos resultados me eligieron la mejor atleta de deportes colectivos en mi provincia y a nivel nacional.

Paradójicamente el 2018 le sorprende con una lesión…

Así es. El 24 de marzo me operaron de los meniscos y al mes siguiente me intervinieron del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. Estuve desde julio hasta diciembre tratándome de recuperar en la Escuela Nacional, atendida por el fisioterapeuta Maikel Williams y el médico Pedro Luis Hernández.

Y lo logró…

En enero de 2019 me incorporé poco a poco al entrenamiento y en febrero obtuve segundo lugar con Maylén Delis en la primera etapa del campeonato nacional. Gané la segunda con Yanileydis, con quien conseguí bronce en Varadero en el circuito Norceca.

Esa fue mí vuelta al equipo nacional, cuando decidí convertirme en la gran jugadora que todos me impulsaban a ser. Con el apoyo de todos comencé a prepararme bajo la dirección de Alaín Hernández, quien contribuyó a que nunca pensara que mi lesión sería un impedimento.

Desde 2017, cuando empecé el ciclo olímpico con Leila, me había propuesto muchas metas y una de esas era estar en los juegos olímpicos.

Ahora que estás en Tokio… ¿Qué significa para ti?

Estoy súper contenta. Pienso que lo mucho que trabajé no fue en vano y mi sacrificio valió la pena, que no me rendí cuando estuve abajo, Ahora quienes no me abandonaron en esos malos momentos saben lo mal que me sentí, pero no nos cansamos y fuimos dando pasos poco a poco, y mire llegué a Japón.

¿Cómo vislumbras su futuro?

Primero luchar en los juegos por un buen resultado, y por qué no aspirar a una medalla. Después no defraudar en los circuitos mundiales, pensar en grande en busca de situarnos en lugares de privilegio en el ranking para ganar la clasificación a los juegos de París 2024 por esa vía. Cuba puede asistir con otra pareja y también luchar, o ganarlo por el preolímpico continental.

En este ciclo también debemos tener mentalidad ganadora para enfrentar los Juegos Centroamericanos y del Caribe, y los Juegos Panamericanos, previstos en 2023, así como en los campeonatos mundiales.

Aparte del voleibol… ¿Qué otras cosas le gustan?

Pasarla en familia, lo que hago cada vez que tengo días libres, es súper relajante, te llena de energía, de muchas cosas buenas y me escuchan. También me encanta oír música, leer aunque me quede dormida por el cansancio de los entrenamientos, ver películas y bailar.

¿Qué puede decir de sus compañeras del equipo nacional?

Más que compañeras somos hermanas porque hemos venido preparándonos juntas durante todo este periodo. Hemos celebrado las victorias con alegría y hemos sufrido las derrotas con mucha tristeza, pero al final logramos clasificar y somos el único deporte colectivo que representa a nuestro país en los Juegos.

Maylén y Yani saben que, aunque no estén en la cancha ahora, las sentiremos con nosotras en cada partido, que confíen y nos apoyen. Hoy somos nosotras quienes vamos a defender los colores de la bandera, pero pudo ser cualquiera de las cuatro. Ellas también tienen el talento y la calidad para colocar al voleibol femenino de playa en lugares de honor. Siempre podrán contar con nuestro apoyo y respeto.

¿Y especialmente de Leila?

Como saben no es la primera vez que juego a su lado. Sólo contaba con 20 años cuando junto a ella cumplí aquel reto en el fortísimo certamen mundial de 2017. Su calidad, disciplina y entrega la convierten en ejemplo de sacrificio y en una excelente atleta.

Acompañarla en este importante evento es un orgullo, por la familia que somos. La idea es mantener la concentración y seguir fuertemente acopladas, es no defraudar la confianza depositada en nosotras y premiar con un buen resultado a esa maravillosa persona.

 

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